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lunes, 26 de julio de 2010

Escandalosa sentencia sobre Kosovo



Cada día es más complicado hablar de la “justicia” sin perder el equilibrio necesario de frialdad que se necesita para lograr finalizar un análisis objetivo. Que “la justicia en España es un cachondeo” (como apuntara el ex-alcalde de Jerez, Pedro Pacheco) ya lo sabíamos los ciudadanos, desde mucho antes de que éste político andalucista se atreviera a publicarlo, lo que ocurría, y ocurre, es que los señores entogados nos producen demasiado miedo –no respeto- y no nos atrevemos a criticarlos, por temor a ser “ejecutados” por sus sensibles señorías.

Pues como iba diciendo, sabía lo de nuestros Salomones, pero desconocía que fuera una enfermedad contagiosa y que se la hubieran transmitido a los miembros del Tribunal Internacional de Justicia (ahí es nada el nombrecito), éstos –parece ser- afectados de “obediencis americanitis”, o sea, dictar la sentencia que le imponen los señores de Estados Unidos. Además, para eliminar las posibles sospechas de que sean ellos –los USA- los promotores de tan singular y pintoresco fallo, van, los muy angelicales, y rematan el esperpento con la enmarcable declaración de que “la sentencia que legaliza el separatismo de Kosovo, no es aplicable a Euskadi, Cataluña, ni a ningún otro territorio” (que ellos no autoricen, añado yo).

Sentencias de este tipo tiran por los suelos el derecho internacional que la Carta de las Naciones Unidas –se supone- debería garantizar, y que para muchos especialistas, se ha vulnerado. Suponían que el caso de Kosovo, ya no tendría marcha atrás y que por esas razones “especiales”, se aceptaría su independencia, pero que jamás se la consideraría acorde con los principios que rigen el funcionamiento de tan importante institución mundial.
El caso de Kosovo crea un grave precedente y sus repercusiones pueden ser enormes para los movimientos separatistas de todo el mundo, aunque aquí, claro está, siempre decidirá la inclinación de la balanza, el que seas “amigo” o no, del poderoso imperio americano, o bien entres dentro de los intereses estratégicos que esta potencia tiene puesto en el mundo. Porque ¿con qué calibre se medirán ahora las pretensiones independentistas de otras nacionalidades y etnias del mundo que llevan solicitándola durante todo el siglo XX, y a las cuales, este mismo organismo internacional y este parcial tribunal de justicia les han dado la espalda?

Como muestra tenemos al pueblo checheno, que padece una limpieza étnica desde los tiempos de los zares, hasta nuestros días, por parte de Rusia, con el silencio cómplice del resto de paises "civilizados" del mundo; el sangrante caso de los palestinos, masacrados por Israel en su propio territorio; el genocidio armenio a manos de Turquía, pero que al ser aliada de USA, no es cuestionado; la sinrazón del pueblo kurdo de Turquía y de Irak, aún sin una patria donde establecerse; igual ocurre con el millón de serbios de Bosnia, que, como Kosovo, aspiran a independizarse un día; y qué decir del otro millón de serbios que viven al norte de ésta, recibiendo atención sanitaria, ayudas sociales, educación, etc. de Serbia, por el acoso que reciben de los kosovares; también podría suceder con el pueblo mayoritario chií de Irak; o la población musulmana que, desde hace siglos, se reparte por los estados europeos; y cómo no, referirnos al caso vasco y catalán que, aunque su temerísima majestad norteamericana diga, tienen tantos derechos como los demás mencionados.

El caso es que cuando una sentencia se dicta no teniendo en cuenta los datos jurídicos adecuados y sí, un dictado de conveniencias que la potencia dominante te impone, el resultado es este disparatado fallo judicial que quedará en los anales de la justicia internacional elaborada a martillazos. Al poderoso, todo le es consentido y aprobado, incluso la desmembración de la más simbólica y representativa nación donde, gracias al invento yugoslavo, la relativa integración de las distintas etnias de un país casi se había logrado. Pero Yugoslavia cometió el error de hacerse amigo de Rusia y no irse a los brazos de EE.UU., con lo cual cayó en desgracia mundial y no pararán hasta que ésta no cambie de aliado. Los Balcanes, mientras tanto, sigue convertido en un volcán a punto de volver a reventar. Cuando a un animal se le acorrala de esta manera, al final saltará sobre ti para defenderse. Y esto es lo que le están haciendo las superpotencias a la desmembrada Serbia.

¡Vaya papeleta que se le plantea a Zapatero! Por un lado, hacer lo que la cabeza le exige, o sea, declararse en contra de la independencia de Kosovo - que es lo que más rédito electora garantiza-, o, en cambio, obedecer al amo Obama para no irritarlo, con lo cual, se aventura a desafiar la sensibilidad nacionalista del españolismo ramplón, y correr el riesgo de pagarlo en las urnas. ¿Cómo resolverá el camaleónico presidente tan gravosa disyuntiva? El tiempo nos lo dirá: ¡paciencia!

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