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jueves, 31 de diciembre de 2009

Vivir con seiscientos euros


El último consejo de ministros ha tenido la deferencia de subir el salario mínimo interprofesional a 633 euros brutos, nueve euros más al mes que este año que por fin se acaba. Luego, se quedan tan satisfechos y encantados de ellos mismos por la gran gesta que han realizado, y se van a celebrarlo a Casa Lucio a comer papas fritas con huevos -que es como se le ha llamado toda la vida a los huevos estrellados- y lo que venga en ganas después, que paga el contribuyente. ¡No podremos quejarnos de cómo miran por nuestros intereses! Nueve euros más al mes da mucho juego, sobre todo, en un año donde, según ellos que no pisan ningún mercado, a no ser el de San Miguel, han bajado escandalosamente los precios.
A un amo de casa como yo, que vive a diario las oscilaciones del mercado, se le queda una cara de idiota estreñido y no puede dejar de preguntar dónde coño compran estos marcianos, porque lo que es uno, que lo hace en un barrio humilde con establecimientos cutres, o, en ocasiones, cuando el precio lo merece, en puestecillos callejeros y mercadillos, puedo asegurar que la cesta de la compra no sólo no ha bajado durante 2009, sino que la mayoría de los productos de primera necesidad han subido.
Una de dos: o esto del IPC tiene truco o los precios de los productos lo toman en mercados interplanetarios. Y, digo yo, que este es el riesgo que corremos por colocar al frente del país a marcianos, porque es lo que parecen estos señores y su cohorte de periodistas: ¡Están tan lejos de la realidad cotidiana que convierten sus actitudes políticas en ofensas constantes contra la mayoría de la población española! Así nos encontramos con decisiones como la de conceder 421 euros a los desempleados que han acabado las prestaciones desde hace ocho meses, y a los que llevan nueve, o diez, lo que es peor, seis o siete años, nada de nada. Y es que me pregunto: ¿Es que estos parados, por el tiempo que llevan de dificultades, ya se han acostumbrado a no comer?
El problema que afecta a nuestro gobernantes es que viven, cómodamente, encapsulados en su mundo, lejos de la realidad diaria, de espaldas al desasosiego que produce no saber cómo llegar a mañana, la incertidumbre del bienestar de tus hijos, el temor a hacerle frente a la avería del frigorífico o la lavadora, que los desdichados ya conocemos lo traidores que son estos aparatos, o temiendo al frío que haga este invierno, por lo del gasto del brasero eléctrico y las mantas que tendremos que echarnos en la cama. ¡Cambio climático! Que nos lo pregunten a nosotros por qué sigue haciendo tanto frío en invierno y tanto calor en verano.
Ellos, nuestros políticos y nuestros agradecidos periodistas, viven en su mundo. Allí, el café cuesta ochenta céntimos (esta semana, en una tertulia de la cuatro, un periodista comentaba que se había tomado uno a la entrada del plató y le costó cuarenta céntimos, además, la máquina le regalo cincuenta euros; los hay con suerte); sus ciudadanos cobran mensualmente de seis a siete mil euros; se toman vacaciones en Navidad-Reyes, Semana Santa, la semana blanca, San Fermín, Feria de Sevilla, El Rocío, en verano, etc.; viajan continuamente, a ser posible, a lugares exóticos, porque viajar, eso sí, da mucho prestigio, algunos llevan incluso un pasaporte-cuentakilómetros, porque lo que impregna prestigio es la distancia del destino que elijas para tus vacaciones.
Tenemos motivos de sobra para estar felices este último día del año. Celebremos las campanadas tomando nuestras doce pasas sin huesos y una copita de sidra (para no salirnos del presupuesto), y agradezcamos a nuestros benefactores el gesto tan desprendido que han tenido con nosotros. ¡Qué haríamos si nos faltaran! Buena entrada de año a todos los demás y que el nuevo año nos coja "confesaos".

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Dos reflexiones


Primera.
¿Por qué cuando muere un currante en su puesto de trabajo, es vergonzosamente ninguneado este accidente por los medios de comunicación y cuando le ocurre a un soldado o algún agente de la seguridad, estos mismos responsables de la información , como plañideras, nos saturan a todas horas y durante varios días con la biografía más amplia que, hasta el momento de la muerte, cualquier desconocido personaje haya tenido?
Ayer oí en las noticias que a cada rato ofrece Radio Andalucía Información (ahora los pijos del Psoe la llaman RAI, cada vez más en su temor que el nombre de Andalucía aparezca) la nueva muerte en el tajo de un trabajador de la provincia de Cádiz. Así, de paso, como el que no quiere la cosa: sin nombre, ni edad, ni estado civil, ni los huérfanos que dejaba, ni las aficiones que tenía, ni entrevistas a sus íntimos para que nos empalagaran con relatos de lo bueno que era, etc.
Estas cosas suelen afectarme en demasía (aunque a mi favor estaba el mal día que llevaba con tanta lluvia) y me propuse enderezar el entuerto hoy mismito intentando buscar noticias de este incógnito hombre y...¿Cuál es mi sorpresa? Nada. Nada de nada. Ni en la prensa de Cádiz (por supuesto, de la nacional no exijo nada, esta ya tiene bastante con Euskadi y Cataluña); las emisoras de radio de la comunidad, tampoco; en Internet cero.
Estas injusticias son las que me sacan de quicio, porque, pregunto, ¿Vale más la vida de un soldado o agente de policía para que se cometan estos agravios comparativos? Gente del pueblo son todos, pero no se les trata por igual. Y por último, una nueva interrogante: ¿Vendrá el Presidente del Gobierno a darle a la madre, o mujer, o amiga, o quien sea, la medalla al mérito, o estos actos con semejantes personajes son insustanciales y no quitan votos al rival político? Ahí queda en el aire y, aunque no haya conseguido que dejes de ser un trabajador-muerto anónimo, me he desahogado de esta fatiguita que me entra cada vez que tengo que tragarme un sapo. Descanses en paz, quien quiera que seas.

Segunda.
Ayer ejecutaron (asesinaron, llamemos a las cosas por su nombre) en China a un ciudadano británico. Este si tiene nombre, de lo cual me alegro. Se llamaba Akmal Shaikh condenado en 2008 por tráfico de heroína: 4 kg. nada más. Los mandamases chinos hicieron oídos sordos a todas las peticiones de clemencia que recibieron, actitud nada sorprendente de estos regímenes dictatoriales que pululan por el planeta y, por lo que se ve, tienden a hacerse eternos por los siglos de los siglos. Dejando a un lado, bueno sería tocarlo en otro momento, el daño que semejante ejecutado iba a producir a las personas, con su afán de ganar dinero fácil, con esos 4Kg. de heroína, mi pregunta es esta: ¿Emprenderá la comunidad internacional las mismas medidas enérgicas que suele tomar contra otras dictaduras menos relevantes? O el caso de China (como ya nos tienen acostumbrados estas democracias) es comida aparte.
Este es un asesinato; pero menos, porque lo dicen ellos, que sólo ven en las relaciones con otros países, el caudal de dólares que les puede reportar, y no la situación económica ni social que esté padeciendo la población. Cuando hablan de derechos humanos quieren decir: cuántas Coca Colas beben al día sus habitantes; qué números de hamburguesas; qué cantidad de motores venderán a sus fábricas, etc.
La ejecución de ayer fue un asesinato, que quede claro. Pero ¿Y las ejecuciones de EE.UU., cómo las calificamos? Es curioso el cinismo de Gran Bretaña y la Comunidad Europea: lo que peor veían de la ejecución y por lo que pedían que no se llevara a efecto, era el estado de deficiencia psíquica del convicto. Vuelvo a plantear una nueva pregunta: ¿Y los deficientes mentales (algunos menores de edad!!!") que se cepillan en USA? De estos asesinatos no se opina. Se mira para otro lugar y silbamos "cantando bajo la lluvia".
Las acciones que van a tomar las "democracias occidentales" sé bien cuales van a ser: las mismas que tomaron cuando la gran represión de la plaza de Tian´anmen en 1989. Arrieritos somos.

"Todos los hombres son mortales: pero para todos los hombres la muerte es un accidente, y aun si la conocen y la aceptan, es una violencia indebida". Simone de Beauvoir.

martes, 29 de diciembre de 2009

Rafael Lozano: "No funcionó" (Microrrelato)





No funcionó. Me explicó que con sólo desearlo se realizaría el milagro. Añadió, en un esfuerzo titánico por sumar razones, que: "si la mayoría de parejas lo intentaban, por qué nosotros no". Después de tántas súplicas me sentía como el mayor mezquino de la tierra y en un arrebato pasajero, de esos que más tarde nos pesa toda la vida, la miré receloso a los ojos y le dije que estaba conforme. Esa misma noche se consumó el desengaño: para cenar tuvimos un espléndido plato de crema de espinacas que, como era previsible, nos hizo vomitar. 





¿Qué hacemos en Afganistán?

Ayer oí la noticia de que nuestra presencia en Afganistán nos sale por la módica cifra de 1 millón de euros al día,(sic). En pesetas no sé cuánto será, ni me interesa calcularlo, ya que desde hace un tiempo el médico me tiene prohibido sensaciones fuertes que atenten contra mi estado de salud. A un servidor, estas cantidades no le sorprenden, acostumbrado ya al despilfarro de los caudales públicos por parte de los gobiernos que nos han desgobernado desde la muerte del dictador, pero sí me plantea una duda que quisiera que alguien me aclarara: ¿qué coño hacemos nosotros allí, tratando de imponer una seudodemocracia, en un pais donde sus habitantes se niegan por costumbre a aceptarla? ¿Alguien piensa que lo de Afganistán tiene salida con esta intervención salvadora de USA y sus pelotas de turno?
Sería bueno reflexionar, además saludable. Y me viene a la memoria que quizá (lo dejo en el aire, no quiero ser fanático convencido) la última mejor época, a nivel de funcionamiento de sus ciudadanos, que vivió ese país, fue en los años de la invasión soviética. Y aquí no entro a las libertades o no que pudieran tener, me refiero a lo sustancial, lo cotidiano, lo que mueve y motiva a la masa. La población se "occidentalizó" bastante; el peso de la religión era mucho menor y, sobre todo, el acceso de la mujer a las universidades fue admirable. Vuelvo a reiterar que no hago esta reflexión por mi afecto a la URRS; trato de ser objetivo. ¿Y qué pasó entonces? Que al tío Sam no le gustó la situación estratégica en el mapa que adquirían los rojos y a través de su CIA fabricó un gendarme que le sacara del atolladero: Ben Laden el Bueno, que más tarde, cuando ya no le hacía falta, se convirtió en el Malo (como sucedería con Hasan Husein en Irak) y hubo que tratar de destruirlo llevando la desgracia a toda su ciudadanía, incluida a la que le ayudó a echar a los rusos.
Mi conclusión es: ¿qué pintamos los españoles allí, intentando solucionar lo que EE.UU. ha estropeado? ¿Me quiere aclarar alguien qué sabemos nosotros de arreglos si no tenemos ni remota idea cómo solucionar los nuestros? Ah, otro interrogante:¿dónde están ahora los del NO a la guerra? Y cuidado, yo estuve en la movida de entonces, mezclado a desgana, con los adeptos al PSOE. Ya me callo, esto es todo.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Los nuevo Davinci


Desde muy pequeño, siempre me fascinó lo que sabían los demás, ora fueran los amigos, ora las personas mayores. Mi buen sentido de la orientación me condujo a que continuamente estuviese cerca de alguno de ellos, pues de su proximidad dependería el majestuoso hombre que en el futuro no sería. Y he aquí que con más años a cuesta que muchos de los tertulianos que invaden -y nunca mejor empleado el símil- radios y televisiones, tenemos que padecer (somos así de masocas el pueblo) a estos advenedizos de Leonardo Da Vinci que opinan y sentencia de todo. Posiblemente yo en su lugar haría lo mismo, no quiero caer en la autosuficiencia, pero reconozco que al menos sería un poco más serio y vería los telediarios del día anterior, oiría todos los informativos de la radio, incluso los más carcas, leería, sino de punta a rabo, por encima, un puñado de diarios, pero no, estos privilegiados de la escena se lanzan al ruedo sin muletas ni zapatillas, y opinan y -lo que es peor- sentencia sobre lo que venga al caso sin pudor ni recato, y ...a largar por esa bendita boca, a riesgo de contradecir a la misma verdad "verita".
A ellos, lo que les interesa, son los 600 euros que se embolsan y quedar solidariamente agradecidos al partido que les llena las alforjas, y santas pascuas. No tienen tiempo para documentarse -y poco que les importan- y sólo tienen como objetivo dirigir algún día algunos de los medios a los que defienden y mientras tanto, engordar la cuenta corriente y ponerse a reventar de comer de gorro. Así, de esta manera, pueden opinar más certeramente de lo barata que está la cesta de la compra, el bien que nos hacen los inmigrantes al realizar el trabajo que los demás no queremos, cómo hemos perdido el norte los trabajadores pidiendo aumentos de sueldo, y hasta del cambio climático, y no es extraño, ya que se les ve en esos estudios de T.V. en verano, con chaquetas y abrigos, y en inviernos (no exagero, observenlo actualmente) en tirantas, mientras que los panoplis del pueblo, que no sabemos nada, que no acabamos de enterarnos, nos morimos de calor en verano y de frío en invierno.
Yo no quiero ser malos con esta clase, bastante tienen con ser ellos.
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