¿Se acuerdan de aquellos "peritos" que nuestras
madres nos ponían cada otoño de postre, hace más de cuarenta años, y que
algunos –al menos, el que esto escribe- llegó a aborrecer? Pues bien, siguen existiendo, y gozan de buena salud.
Es curioso lo que son las modas. Casi desaparecidos del
mercado desde hace algunas décadas -por la introducción de aquellas pujantes
manzanas leridanas, que trajo como consecuencia el trágico arranque de manzanos
en la sierra de Aracena (Fuenteheridos, Galaroza, Los Marines, Castaño del
Robledo, etc.) y que acabó con una
boyante economía rural que beneficiaba a un buen sector rural de la zona-,
ahora, repito, lo que son las modas, o tal vez el reconocimiento de la calidad
de este producto local, cada año se plantan más hectáreas de esta otoñal fruta,
casi siempre para consumo de activos turistas que las adquirimos en las
atractivas tiendas de souvenir, como producto exótico del lugar, igual que
hacemos con embutidos, castañas, nueces, cerámicas y demás productos
autóctonos, aunque cada vez va siendo más frecuente encontrarlos en tiendas y
supermercados locales donde el lugareño se aprovisiona de víveres para su
consumo.
¿Quién dijo que ya no quedaban “peritos”? Pues ya ven la
fotografía: quedan y gozan de buena salud, ya que cada año aumenta el interés
por plantar en las fincas este árbol frutal que antaño cubría –junto con el castaño- esta
hermosa sierra de Aracena. Hemos de alegrarnos por este feliz reencuentro y ojalá vuelvan a vestir de otoño nuestras mesas como antaño.