Resulta que, los enemigos de siempre de la democracia, los que jamás levantaron una voz ni se opusieron al dictador, los que no les importarían, si pudieran, retroceder a esa época terrorífica del franquismo, ahora vienen a darnos lecciones de libertad y de comportamientos democráticos. El detonante ha sido la muerte de Orlando Zapata, Cuba, después de 86 días en huelga de hambre, y la desafortunada declaración del actor Guillermo Toledo, por una parte; por otra, la imputación que hace el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, al gobierno de Venezuela y a su presidente Chávez, de colaboración con ETA y las FARC de Colombia para la ejecución de varios asesinatos en territorio español. Los sucesos no pasarían de catalogarse como de “normales y cotidianos” en esta vorágine de acontecimientos inadmisibles que nos asaltan a diario, si no fuera por la publicidad que les da la prensa, las emisoras, y los periodistas añorantes de tiempos, felizmente, superados.
Lo que estos falsos demócratas defienden no es el bienestar del pueblo venezolano, ni el derecho a la vida en Cuba, ni en España, ni en la China. Bueno sería recordar en estos momentos, las opiniones que emitían cuando la huelga de hambre de los GRAPOS, en la que llegaron a morir dos de ellos, Juan José Crespo Galante, en Junio de 1981 y José Manuel Sevillano, en Mayo de 1990, donde, incluso, animaban a las autoridades de entonces a que los dejaran morir sin asistencia sanitaria. Tampoco se pronunciaron de manera favorable con la huelga que emprendió el preso común de la cárcel de Can Brians, Albert Panadés Soler, que moriría en Junio de 2002, en protesta por la situación de malos tratos que padecía en esa cárcel y la negativa, en tres ocasiones, del tercer grado que había solicitado. También animaban al presidente Zapatero, al que llamaban con todos los descalificativos posibles por su intervención responsable, a que dejara morir de mala manera al terrorista Iñaki de Juana Chaos, tan cristianos como son, tan defensores de la vida humana y tan demócratas. A estos oscuros personajes no les preocupan en absoluto la falta de libertades que padezcan estas poblaciones, ni las condiciones sanitarias, ni las educativas, ni mucho menos las económicas, ni los muertos que se producen en estas refriegas políticas; sólo les interesan como armas arrojadizas para desestabilizar la zona donde ellos no tienen cabida, pues donde gobiernan, los pocos avances que posee el pueblo, pronto desaparecen.
La artimaña en la que quieren hacernos caer de que “o se está contra los Castro y los Chávez, si no se está a su favor”, es una burda falsa en la que no entraremos los que de verdad hemos luchado antes y seguimos, aún, defendiendo la paz y la democracia para todos los rincones del mundo. Querer el bienestar del pueblo cubano, como la del resto de la población hermana de Sudamérica, no comporta estar de acuerdo con Castro, ni con otro gorila dictador que se aproveche del populismo que irradia su persona sobre las masas, para la manipulación política y el enriquecimiento personal. Pero que no se confundan estos especuladores de conciencias; no aprobar lo que hacen estos dirigentes no comporta tener que bloquear sus economías, sus medicamentos, sus fuentes de energía, etc., en un intento vil de estrangular a la ciudadanía para que, exaltadas, se lancen a la calle y les hagan el trabajo difícil y sangriento que quieren ellos. Si estar en contra de los Castro, Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo Morales, etc., es sustituirlos por los peones de EE.UU. que transformen, nuevamente, sus países en el burdel americano que era antes, ya, desde ahora mismo, digo: ¡Conmigo no contéis! Y me tendréis, afortunadamente, como siempre, enfrente vuestra.
Lo que estos falsos demócratas defienden no es el bienestar del pueblo venezolano, ni el derecho a la vida en Cuba, ni en España, ni en la China. Bueno sería recordar en estos momentos, las opiniones que emitían cuando la huelga de hambre de los GRAPOS, en la que llegaron a morir dos de ellos, Juan José Crespo Galante, en Junio de 1981 y José Manuel Sevillano, en Mayo de 1990, donde, incluso, animaban a las autoridades de entonces a que los dejaran morir sin asistencia sanitaria. Tampoco se pronunciaron de manera favorable con la huelga que emprendió el preso común de la cárcel de Can Brians, Albert Panadés Soler, que moriría en Junio de 2002, en protesta por la situación de malos tratos que padecía en esa cárcel y la negativa, en tres ocasiones, del tercer grado que había solicitado. También animaban al presidente Zapatero, al que llamaban con todos los descalificativos posibles por su intervención responsable, a que dejara morir de mala manera al terrorista Iñaki de Juana Chaos, tan cristianos como son, tan defensores de la vida humana y tan demócratas. A estos oscuros personajes no les preocupan en absoluto la falta de libertades que padezcan estas poblaciones, ni las condiciones sanitarias, ni las educativas, ni mucho menos las económicas, ni los muertos que se producen en estas refriegas políticas; sólo les interesan como armas arrojadizas para desestabilizar la zona donde ellos no tienen cabida, pues donde gobiernan, los pocos avances que posee el pueblo, pronto desaparecen.
La artimaña en la que quieren hacernos caer de que “o se está contra los Castro y los Chávez, si no se está a su favor”, es una burda falsa en la que no entraremos los que de verdad hemos luchado antes y seguimos, aún, defendiendo la paz y la democracia para todos los rincones del mundo. Querer el bienestar del pueblo cubano, como la del resto de la población hermana de Sudamérica, no comporta estar de acuerdo con Castro, ni con otro gorila dictador que se aproveche del populismo que irradia su persona sobre las masas, para la manipulación política y el enriquecimiento personal. Pero que no se confundan estos especuladores de conciencias; no aprobar lo que hacen estos dirigentes no comporta tener que bloquear sus economías, sus medicamentos, sus fuentes de energía, etc., en un intento vil de estrangular a la ciudadanía para que, exaltadas, se lancen a la calle y les hagan el trabajo difícil y sangriento que quieren ellos. Si estar en contra de los Castro, Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo Morales, etc., es sustituirlos por los peones de EE.UU. que transformen, nuevamente, sus países en el burdel americano que era antes, ya, desde ahora mismo, digo: ¡Conmigo no contéis! Y me tendréis, afortunadamente, como siempre, enfrente vuestra.
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