Hoy es de esos días nublados donde cuesta ponerse a escribir, donde es complicado responder a una encuesta demoscópica, por muy preparada y manipulada que te la presenten, donde compruebas que el blanco silencio es más beneficioso que la gris conversación; sólo el cumplimiento con el compromiso personal que has adquirido con este rincón, te empuja a realizar el esfuerzo supranatural para realizarlo. No es que no tenga nada que decir, todo lo contrario, es que hoy es de esos días en los que todo lo que digas -como en las pelis norteamericanas- puede utilizarse en tu contra, o bien puede convertirse en un coctel molotov incendiario, pero prefieres dejar quieta la gasolina, el pasamontañas, los guantes y hasta el mechero, y salir a cazar moscas, o cigarrones, o reventarte cogiendo espárragos, todo menos hablar, hablar puede resultar asombrosamente inadecuado.
Porque para usar la palabra, hay momentos más idóneos que otros, igual que hay días en que el sol brilla y otros donde las nubes lo desvanece. No hay nada más comprometedor que utilizar las palabras cuando se esconden, se vuelven agresivas, hirientes, irrespetuosas, indisciplinadas, malolientes, y siempre dejan un poso mal cicatrizado en los oídos que, aunque luego quieras, no hay cirugía plástica que pueda repararlo.
Hoy me apetece callar, o tal vez hablar bajito, pero no he logrado encontrar el método de hacerlo en un blog. Poner la fecha y dejarlo vacío me parecía un desprecio hacia los asiduos lectores de todos los días, y como no quiero que mis amigos piensen que estoy de “buleo”, pues aquí me tienen, dispuesto a cumplir, como todos los días, feliz y contento.
Podría opinar sobre la visita del jefe del Ku-Kus-Klan a Santiago y Barcelona, pero ha sido tanta la información que la prensa, radio y televisión han dedicado, que retomar el tema me parece ominoso, y comentar las declaraciones que ha vomitado sobre la sociedad española, más aún. Si pudieran, estos de las bellas palabras, los depravados travestidos, los degustadores de carnes púberes, volverían a financiar una nueva cruzada religioso-fascista (una nueva guerra civil) para acabar con aquellos que se les escaparon en la sanguinaria contienda, con sus hijos y los hijos de los que asesinaron incluidos, porque por lo que se ve, para ellos no tenemos remedio.
Así que prefiero no entrar en el tema, como tampoco quiero tocar lo que ha costado sacarlo de paseo. Algo que siempre me deja perplejo -desde muy niño no lograba entenderlo- es ver a los curas ir al médico, o al Papa con tantas medidas de seguridad, cuando –supongo yo, que soy un poco burro- Dios, ser omnipotente donde los haya, está siempre a su lado protegiéndolos. ¿Alguien, seriamente, aún cree de verdad en esas cosas? Y no me refiero solo a la religión católica, lo amplío a todas las religiones infecciosas que se creen únicas y verdaderas
Porque para usar la palabra, hay momentos más idóneos que otros, igual que hay días en que el sol brilla y otros donde las nubes lo desvanece. No hay nada más comprometedor que utilizar las palabras cuando se esconden, se vuelven agresivas, hirientes, irrespetuosas, indisciplinadas, malolientes, y siempre dejan un poso mal cicatrizado en los oídos que, aunque luego quieras, no hay cirugía plástica que pueda repararlo.
Hoy me apetece callar, o tal vez hablar bajito, pero no he logrado encontrar el método de hacerlo en un blog. Poner la fecha y dejarlo vacío me parecía un desprecio hacia los asiduos lectores de todos los días, y como no quiero que mis amigos piensen que estoy de “buleo”, pues aquí me tienen, dispuesto a cumplir, como todos los días, feliz y contento.
Podría opinar sobre la visita del jefe del Ku-Kus-Klan a Santiago y Barcelona, pero ha sido tanta la información que la prensa, radio y televisión han dedicado, que retomar el tema me parece ominoso, y comentar las declaraciones que ha vomitado sobre la sociedad española, más aún. Si pudieran, estos de las bellas palabras, los depravados travestidos, los degustadores de carnes púberes, volverían a financiar una nueva cruzada religioso-fascista (una nueva guerra civil) para acabar con aquellos que se les escaparon en la sanguinaria contienda, con sus hijos y los hijos de los que asesinaron incluidos, porque por lo que se ve, para ellos no tenemos remedio.
Así que prefiero no entrar en el tema, como tampoco quiero tocar lo que ha costado sacarlo de paseo. Algo que siempre me deja perplejo -desde muy niño no lograba entenderlo- es ver a los curas ir al médico, o al Papa con tantas medidas de seguridad, cuando –supongo yo, que soy un poco burro- Dios, ser omnipotente donde los haya, está siempre a su lado protegiéndolos. ¿Alguien, seriamente, aún cree de verdad en esas cosas? Y no me refiero solo a la religión católica, lo amplío a todas las religiones infecciosas que se creen únicas y verdaderas
También podría hablar del Sahara y de lo mal que lo están pasando los saharauis, pero la impotencia es tanta, la indignación tan rabiosa, la vergüenza tan dolorosa, que no acierto a elegir las palabras ni el tono adecuado. Marruecos arrasa el Campamento de la Libertad, un territorio que no es suyo; ha habido, heridos, muertos y, como otras tantas veces, se prohibe la presencia de la prensa para que no de testimonio de lo que allí ocurre. La puta Unión Europa, como siempre, calla, ni opina, ni interviene, el Sahara no es Yugoslavia y el Mohamed no tiene peligro de hacerse comunista. España, como ya es tradicional cuando gobiernan los ¿socialistas?, se acojonan, se esconden, traicionan, y convierten su Alianza de Civilizaciones en una tortilla de patatas que no la quiere comer nadie.
¿Hablar del dictador marroquí o de los conejos del PSOE que no sacan las orejas de las madrigueras, aunque maten a palos a nuestros ciudadanos? En el país vecino se ha impuesto la caza del español, sin ningún miramiento. Mientras tanto, nuestro desgobierno, calla, acata, se tapa los ojos, la nariz, no se atreve, no responde, por consiguiente, otorga. Coincide con el dictador, en que somos incorregibles, molestos, inoportunos, anticuados, contumaces, siempre metiéndonos en follones, y que deberíamos quedarnos quietecitos en casa, comprando objetos de 20 duros -otra mentira que no se mantiene en pie, ya que no tienen nada que cueste menos de 75 céntimos- a los afectos marroquíes que viven en nuestro país, para que hagan rico y alaben al Mohamed que nos llena de palos, algo parecido a cuando los españoles éramos franquistas y no se podía podía hablar mal -a riesgo de sufrir un grave altercado- del santísimo Franco.
O ¿tal vez queréis que os hable del orden de los apellidos en nuestros futuros descendientes, o lo que es lo mismo, la cortina de humo que se han sacado los magos del despiste para que no se hable de los 2.2oo parados más cada día en el pasado mes de octubre? Como han hecho durante las dos legislaturas todas las medidas que han elaborado no son más que iniciativas para encubrir la realidad del presente, medidas que a nadie interesan, a no ser a pijos, aburridos o al personal falto de problemas, porque a la Mari del barrio, al Pepe que lleva dos años en el paro, pregúntale que prefiere, si discrepar por el orden absurdo de los apellidos o un puesto de trabajo, aunque sea haciéndole la competencia a los portugueses y los rumanos. Tengo dos obras cercanas a mi casa: todos -menos los jefazos- son trabajadores de Portugal , como son rumanos los que trabajan en el campo; hay quienes se están haciendo de oro con esto de la crisis.
¿Veis que es mejor callar cuando el cuerpo te pide silencio? Uno –conforme van pasando los años- se siente más raro y de paso en este mundo. El otro día se sorprendió mi médico que pudiera funcionar con tan bajo ritmo cardiaco. A lo cual yo le respondí: “Doctor, para vivir hace falta muy poco; lo malo es sobrevivir, y esto lo hago con el estómago”. Instintivamente acercó su mano a mi vientre, la posó con suavidad, dejándola reposar unos instantes, al final de los cuales exclamó: “¡Asombroso! Ahora me explico cómo logras sobrellevarlo todo”. Nos dimos la mano como despedida y, al estrecharla, aún pude notar, en la suya, el palpitar acelerado de mi estómago.
Vídeo sobre la reacción saharaui en El Aaiún, después de que Marruecos arrasara el Campamento de la Libertad.
Pues si amigo mio,hay dias que no hay,ganas de hablar,solo observar las cosas que ocurren a tu alrededor,y sentir como el corazon late lentamente o galopa,por ver demasiado cosas que no agradan.
ResponderEliminarHoy estuve en la oficina de desempleo de mi zona,al entrar salia una pareja,el hombre murmurraba-lo que está haciendo zapatero,con nosotros,los inmigrantes trabajando y los españoles parados-y tenia gran parte de razon.La oficina estaba como la plaza de pulga y el linterna,a rebosar!! y eso ya te predispone a ser racista yo ya lo soy hace tiempo no me dan lastima,la edad como bien dices Manuel te endurece...
Amigo no dejes de estar,estuve un tiempo huerfana de ti,y no quiero volverlo a estar,en estos dias paso menos tiempo en la red,pues mi pareja se encuentra de vacasiones,pero entro todos los dias,sin perder un nito jajajaja,gracias por estar ahi,saludos Manuel.
Gracias Edy por tu apoyo. Tu no eres racista, lo que ocurre es que estás hasta el moño de tantas injusticias; en este país está penalizado ser español...son las incongruencias en las que nos han metido nuestros políticos con la entrada en la Unión Europea y la que la mayoría -no lo olvidemos, somos tan responsables como ellos- votamos alegremente.
ResponderEliminarTómatelo con calma porque esto es un mal menor que, el nuevo que entra a gobernar, se encargará de agrandar.
Un saludo y a seguir resistiendo.