"Cárcel Negra" en El Aaiún Imagen: Público.es
Recuerdo que, cuando pequeño, no había cosa transgresora que hiciéramos, que no fuera reprimida de inmediato con la amenaza de quemarnos vivitos en el infierno. En concreto, nadie sabía dónde se encontraba tan terrible y funesto destino, pero la sola mención de su nombre, servía para aplacar nuestras continuas violaciones de la más estricta conducta nacional católica, tanto era el desconocimiento que se tenía del emplazamiento del caluroso lugar que la iglesia, harta ya de buscarle ubicación, decidió darse por vencida y reconocer, sin ningún sonrojo, que el fatídico averno no existía.
Una vez más, el clero volvía a equivocarse en sus aseveraciones: no hace falta más que echar una ojeada a nuestro alrededor para observar que el infierno sigue existiendo, lo que ocurre es que no está en el más allá, en el después de la muerte, sino en el Sahara y en Camboya, en Irak y Afganistán, en las favelas de Río de Janeiro o en las calles empolvadas de Mauritania. El infierno existe y nosotros somos culpables de su existencia.
Hoy he visto en la prensa, una fotografía en la que se refleja las condiciones de “vida” en la que se encuentran los presos de la “Cárcel Negra” en El Aaiún. Personas masificadas, harapientas, famélicas, conviviendo con piojos y excrementos propios y ajenos, y hay quienes, desde los comentarios de opinión, le quitaba importancia, aduciendo que en Argelia y no sé dónde más, también ocurría, como si la constatación de la injusticia universal hiciese más tenue y justificable la nuestra.
Una vez más, el clero volvía a equivocarse en sus aseveraciones: no hace falta más que echar una ojeada a nuestro alrededor para observar que el infierno sigue existiendo, lo que ocurre es que no está en el más allá, en el después de la muerte, sino en el Sahara y en Camboya, en Irak y Afganistán, en las favelas de Río de Janeiro o en las calles empolvadas de Mauritania. El infierno existe y nosotros somos culpables de su existencia.
Hoy he visto en la prensa, una fotografía en la que se refleja las condiciones de “vida” en la que se encuentran los presos de la “Cárcel Negra” en El Aaiún. Personas masificadas, harapientas, famélicas, conviviendo con piojos y excrementos propios y ajenos, y hay quienes, desde los comentarios de opinión, le quitaba importancia, aduciendo que en Argelia y no sé dónde más, también ocurría, como si la constatación de la injusticia universal hiciese más tenue y justificable la nuestra.
Después de ver las imágenes de la citada cárcel –que dicho sea de paso, ha sido posible gracias a la corrupción de uno de los funcionarios de ella-, los nuevos vídeos publicados -donde se desmiente la información del gobierno marroquí y la tesis claudicante del gobierno Zapatero-, a uno no le queda más remedio que creer en la doctrina clásica vaticana y aceptar que el infierno existe, sí, pero al lado nuestro, y que somos nosotros –todos- los diablos encargados de alimentar y atizar el fuego.
¡Arto de afirmar que el Sahara es Español! No saharaui Ni marroquí.El Rey de España y sus gobiernos deben ser juzgados por un Tribunal Popular elegido democráticamente por los españoles. Los tribunales ordinarios no sirven para juzgar al Rey ni a sus partidos. En España no ha habido Democracia. Se han regalado propiedades y personas españolas sin autorización del pueblo español y eso, HA DE SER REPARADO. Me ofrezco para miembro del tribunal jugador. MiguelLopezGaspar@gmail.com DEIA.COM 241110
ResponderEliminarLo que no cabe duda, Miguel, es que ese territorio debe pertenecer a sus pobladores autóctonos, en este caso, los saharauis; en cuanto a las responsabilidades de los distintos gobiernos españoles estoy completamente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarUn saludo.