Habría que recordar que estas inundaciones de la vega de Sevilla no son un fenómeno extraño del lugar, conociendo el emplazamiento histórico de la ciudad y su zona metropolitana.
Sabido es que el espacio donde ésta y los pueblos ribereños se asientan fue, hace miles de años, el Golfo Tartésico -una extensa lámina de agua que se extendía desde la cornisa del Aljarafe hasta la del Alcor-, último reducto del primitivo mar que comunicaba el Océano Atlántico con el Mediterráneo, y que partiendo del actual golfo de Cádiz y gran parte de la provincia de Huelva, venía a salir a la altura de la provincia de Alicante, con lo cual, Andalucía -o parte de ella-, era un territorio perteneciente al norte de África, sin ningún contacto terrestre con la península Ibérica, hasta que en el Mioceno -hace aproximadamente veinticinco millones de años-, el empuje de las placas tectónicas hicieron que se abriera un nuevo paso de comunicación entre las dos aguas por el estrecho de Gibraltar, con lo cual, el antiguo se fue colmatando con los aportes fluviales que recibía de las distintas cuencas y, con el paso de los siglos, nos dejó un paisaje completamente distinto, ya que a partir de entonces formamos parte de la unidad geológica de Europa y vecinos de la madre Africa.
Para hacernos una rápida visión de lo que era el recorrido de esta vía de agua que separaba a Andalucía de Europa, imaginen lo que en la actualidad es la cuenca del Guadalquivir, haciendo una proyección hasta Valencia, pero con más cantidad de agua y, además, salada.
Esta es la imagen de la penísula ibérica antes del Mioceno. Andalucía sólo es una pequeña península comunicada con el norte de África, antes que se produjera el estrecho de Gibraltar que hoy la separa de su anterior madre.
Una vez conocida la lejana historia, no debe extrañarnos que cada año, el territorio del bajo Guadalquivir se inunde y tienda a ocupar el espacio natural que le pertene. Estas inundaciones fueron las causantes del relleno de la Vega de Triana y el milagro de que en una zona, antaño, ocupada por el agua, se levantara la ciudad de Sevilla. También es la responsable de la ocultación de la famosa Hípalis romana, ciudad adormecida en las profundidades del barro que las riadas fueron depositando y que hicieron que la cota, en algunas lugares de la ciudad, alcanzara los 11 metros con relación al mar.
Es poco lo que conocemos de la grandiosa Híspalis. Los datos que tenemos de ella nos llegan a través de textos literarios y algún que otro hallazgo esporádico que se produce al levantar los cimientos de un nuevo edificio. Las continuas inundaciones han hecho que una parte de la historia más importante y hermosa de la ciudad quede oculta a más de siete metros de profundidad.
Se tienen noticias de la ubicación de importantes espacios y construcciones como:
- El Foro, entre la plaza de la Alfalfa y la plaza del Salvador (la actual iglesia está enclavada en lo que fue la antigua Basílica romana, después iglesia visigoda, y más tarde, mezquita mayor de Isbiliya).
- Restos de un templo en la calle Mármoles, supuestamente, dedicado al dios Hércules.
- Y, dentro de la conjetura y la especulación, la localización del Circo (debido a unas obras realizadas en el lugar) al final de la calle Fray Isidoro de Sevilla, en la confluencia con calle Manuel Villalobos, y la del Teatro y Anfiteatro, al final de la calle Gonzalo Bilbao, de donde, apuntan algunos estudiosos, proceden las actuales Gradas de la Catedral, pero como he adelantado, son meras especulaciones, ya que basan sus propuestas en los grandes desniveles que existían al final de dicha calle y que, para mí, no era más que la depresión que acogía el emplazamiento del antiguo cauce del arroyo Tagarete que, en épocas de fuertes lluvias, llevaba un caudal bastante considerable.
Este ha sido un breve repaso y explicación del por qué de las inundaciones en Sevilla y pueblos cercanos, y la razón de que hoy podamos pasear por sus calles, sin necesidad de barcas.
Nivel alcanzado por las aguas en la riada de 1856 (Placa en la Torre del Oro)
San Julián (los curas, como casi siempre, "sacrificándose" por el prójimo
La Vega de Triana (al fondo, la cornisa del Aljarafe) 1912
Calle Castilla (con el tranvía que hacía el servicio hasta Camas) ¿1912)
Alameda de Hércules 1920
Torre del Oro 1920
Después de la riada: barcos varados en el puerto 1947
Muelle de la sal - primcipios siglo XX
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Muy interesante el post,Manuel,dar conocer las cosas de Sevilla nunca ocupan lugar en el conocimiento diario,enhorabuena por tu labor.
ResponderEliminarPreciosa explicación de los desastres del Bajo Guadalquivir y maravillosas las fotos. Gracias por enriquecernos con tu blog.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Para mí, también es un disfrute hacerlo.
EliminarUn saludo.
Me han encantado gracias
ResponderEliminarme gustaría conseguir fotos de la riada que afectaron al parque de maria luisa. gracias.
ResponderEliminarRafael, la única que tengo publicada es de la plaza de España en el post http://derpolingano.blogspot.com.es/2012/11/la-riada-que-produjo-en-sevilla-el.html.
EliminarUn saludo.