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viernes, 29 de enero de 2010

Un paseo por el Aljarafe sevillano



Nuestros antepasados andalusíes llamaron a los cerros que, sobre el suroeste de la capital, embellecen el paisaje del valle del Guadalquivir, (heredero de lo que hace miles de años fue el Lago Ligustino) “los jardines en alto” (castellanizado Aljarafe), por la fertilidad de sus tierras y lo suave del clima; y no se quedaron cortos al denominarla, porque eso es lo que parecen estas alturas cuando cruzamos el río y nos dirigimos hacia ella, a pesar de las continuas agresiones que las urbanizaciones incontroladas están provocando en el entorno.

En este encantador espacio donde, todo el que puede, instala su residencia, aún se conservan restos de asentamientos milenarios, como, nada más subir, sobre La Pañoleta, en el Cerro del Carambolo, lo que el profesor Carriazo llegó a creer que sería la ubicación de la legendaria ciudad de Tartesos y donde, en el año 1958, se halló el tesoro que lleva su nombre, pero que hoy, después de la demolición del edificio que albergaba el Tiro de Pichón, ha permitido realizar nuevas excavaciones con métodos y técnicas más avanzadas que han dado como resultado el hallazgo de restos del primer y único templo fenicio del que se tenga constancia en la península (siglo X a.c.). Por desgracia, la dejadez que la Junta de Andalucía muestra por nuestra cultura se hace evidente, una vez más, permitiendo que los pocos centímetros de paredes construidos de mampostería que se alzaban, con las inclemencias del tiempo y los años de abandono, le han producido daños irreparables , y que el espacio donde se asienta, en lugar de convertirlo en centro de interpretación de la cultura tartésica, se haya convertido en un vertedero, donde los jóvenes acuden a celebrar sus botellonas.

Cercano a este lugar está Valencina, donde podremos admirar los dólmenes, construidos hace 5.000 años, que estas sociedades tan primitivas levantaban para el enterramiento de determinados miembros de su pueblo. Están excavados el de Ontiveros (descubierto en 1948), Matarrubilla ( 1917, con una galería de 30 metros de longitud) y La Pastora (1860, el más largo actualmente conocido, 46 metros.) Cercano a éste, en el término municipal de Castilleja de Guzmán podemos visitar la zona de Montelirios, (también hay restos de un dolmen) lugar donde podremos observar los destrozos que, al patrimonio cultural, han producido estos ayuntamientos incultos, sólo preocupados por la especulación urbanística como medio descarado de engordar sus cuentas particulares. Todas las casas adosadas del entorno tienen de cimentación un trozo de nuestra más remota historia.

Visita aconsejable también a la ermita de Cuatrovitas, en Bollullos de la Mitación, para gozar de su torre, resto, maravillosamente conservado, del antiguo alminar de la mezquita que en aquel lugar se alzaba y que, por fortuna, no tiene remate cristiano. Es una maravilla de filigranas y, al pronto, nos recuerda a su hermana sevillana, la Giralda. Como detalle original de esta ermita destacamos que la cabecera está orientada al norte y no al este, como es tradicional en las iglesias españolas.

De aquí nos dirigiremos al pueblo cercano de Umbrete, donde, si tenemos suerte y la encontramos abierta, podremos admirar su extraordinaria iglesia, digna de cualquier capital de provincia y, frente a ella, la, antaño, casa veraniega del arzobispo de Sevilla, lugar elegido por éstos para hacer más llevadero los padecimientos estivales. Fé no se si tenían, pero lo que es indudable que no les faltaba, era instinto de supervivencia.

Y como todo no va a ser atracones visuales, aprovecharemos que estamos en la ciudad del mosto y en la fecha recomendada para su consumo, y nos meteremos en cualquier lugar a degustarlo. Para llevarnos algunos litros a casa, recomiendo la Bodega Salado, vieja bodega visitable, y lugar idóneo para comprarlo. Para comer –porque también habrá que satisfacer los instintos primarios- cualquier bar es adecuado, dependiendo del vil metal del que podamos desprendernos. Para los exigentes, Casa Rufino, no saldrá descontento; para los menos acaudalados, El Batato, Las Farolas, Casa Ruiz, El Cano, etc., son algunos donde comerán y beberán mosto umbreteño a gusto, y de los que también saldrán satisfechos.
Que les aproveche.

2 comentarios:

  1. Hola manuel, sera mi punto de vista, aqui en el aljarafe se a mesclado todo, el urbanismo a primado sobre la historia, no sabria explicarlo bien, no habido interes en resaltar esos detalle de antaño que en cualquier otro sitio dan valor a la zona.
    Ahora parece que se interesan, pero en ocasiones es tarde, como dices, aqui, hubo, queda poco. Saludos

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  2. Así es Basic por desgracia, el vil metal puede más que las buenas intenciones. Un saludo y buen fin de semana, el tiempo no puede estar mejor.

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