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lunes, 17 de mayo de 2010

FARAONES SEVILLANOS

El edificio de San Telmo se empezó a construir en el año 1862 -bajo la dirección de Antonio Rodríguez, pero el empuje definitivo lo realiza Leonardo de Figueroa entrado ya el siglo XVIII, autor de la magnífica portada barroca- para acoger la Universidad de Mareantes (escuela náutica); más tarde lo adquirieron para su residencia los duques de Montpensier, hasta que a principios del siglo XX fue donado a la iglesia que lo convirtió en Seminario hasta que luego, en 1989, fue cedido a la Junta de Andalucía para instalar la sede de la Presidencia del Gobierno de esta. Por tal motivo, en el año 1992 se realizó una reforma, para adecuar -dijeron- el edificio a las necesidades que la nueva utilización requería. Con gran pompa, (cosa ya habitual en los eternos gobernantes de Andalucía) nos fue mostrada a los ciudadanos durante varios días, para que pudiésemos observar, dónde iban a pasar nuestros sufridos gobernantes sus buenos ratos.

Cada día estoy más convencido que en la supuesta “invasión árabe” de Al-Andalus, -mantenida aún por los caducos historiadores, cercanos a las doctrinas del antiguo régimen- debieron de llegar algunos de procedencia egipcia se instalaron en Sevilla, por lo tanto, muchos sevillanos deben ser descendientes directos de este linaje, porque sólo así se entiende, cómo les gusta tanto una obra faraónica. Cada regidor, cada gobernante, quiere dejar su huella en la ciudad, pero, a diferencia de los personajes romanos, que la pagaban de su bolsillo, los nuestros lo hacen con el dinero del contribuyente, y algunos, como justificación para traspasar los euros a sus paraísos fiscales.

Viene a cuento esta larga introducción con lo siguiente. Que no satisfechos aún, nuestros señoritos de la Junta con el dinero invertido en este edificio, en 2005 caen en la cuenta de que han gastado poco, y se embarcan en una nueva rehabilitación, a cargo del arquitecto, Guillermo Vázquez Consuegra, que en un principio se presupuestó en 34.2 millones de euros con una duración de 33 meses, y que una vez finalizado ha tenido una “pequeña desviación” de 12 millones de euros (coste final: 46.6 millones) y 27 meses más de duración (tiempo total: 5 años)

Dando ejemplo de contención de gastos y una didáctica enseñanza de cómo debe ahorrar el ciudadano: los mármoles importados de Carrara (¡estos defensores del andalucismos son terribles!, como si en Macael no tuviéramos mármol de excelentes calidades), maderas de robles y 100 lámparas de diseño a 8.000 euros cada una. Como se podemos comprobar, una obscenidad, sobre todo, cuando hay localidades de Andalucía donde tienen enormes carencias sanitarias (un cercano ejemplo, mi barrio: somos más de 100.000 habitantes, y sólo disponemos de dos centros de salud, nada más que para consultas del médico de familia, cuando tiene más población que muchas capitales de provincia españolas), educativas (es la segunda en fracaso escolar y donde más baja está la calidad de enseñanza, aunque los que atacan al gobierno por socialista, digan que nos sobra el dinero y todos los niños tienen un ordenador; nada más alejado de la realidad), y la más grave, la cifra de desempleados, un 26%.

Con una crisis económica como esta, en la que miles de familias andaluzas lo están pasando fatal, ¿cómo es que se les ocurre gastar tantos millones sin que se les caiga la cara de vergüenza? ¿Es que jamás la han conocido, o es que son de otro planeta?



1 comentario:

  1. Lo de fatal se queda muy corto.

    Fatal es comer 1 vez al dia en vez 3, pero perder todo por lo que trabajastes durante años??
    Eso no tiene nombre.

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