El sábado se celebró en el coqueto teatro Lope de Vega de Sevilla un merecido homenaje al escritor, poeta y pensador, José Manuel Caballero Bonald, por parte del PCE, en el que, después del acceso a la secretaría general del mismo del andaluz, José Luis Centella, parece volver a retomar la iniciativa del partido en la dinámica política y cultural que hiciera el sevillano José Díaz en su día, y que tan buenos resultados le dio. En el acto se evidenció que aún es posible la alianza entre las fuerzas del trabajo y la cultura -más allá de los falsos mensajes de progresismo y utilización partidista que realiza el gobierno, con los “intelectuales de la ceja”- y que a pesar del decidido esfuerzo de los socialdemócratas por acallar sus voces y ocultar su existencia, estos han seguido existiendo, publicando, leídos y estimados por una gran parte de la sociedad española.
Hacía tiempo que no se presenciaba un acto tan emotivo y lleno de nostalgia reivindicativa y reivindicadora. Caballero Bonald se merecía este homenaje. Primero, por desagravio. No es posible que una de las mejores plumas del país haya sido vetado en un par de ocasiones para ocupar una plaza en esa antigualla de la Real Academia de las Letras (igual le ocurrió al mejor escritor de la última mitad del siglo XX, Paco Umbral, que también fue castigado por no ser “ políticamente correcto” ), donde se dio el caso sangrante de ser rechazado, a pesar de ser el único candidato presentado, y donde “escritores tan relevantes” como Cebrián, Muñoz Molina y Pérez Reverte tienen uno, gracias a sus “coherencias” ideológicas y a sus afinidades políticas con el partido en el poder.
Lo importante es que José Manuel se encontró a gusto (materia esencial que necesitan los buenos cantaores para que nos den una buena noche de arte) y que allí intervinieron deleitándonos con su cante (como en los viejos tiempos) el “desaparecido” Manolo Gerena, José Mercé y escritores de la talla de Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes (compañeros de “fatiga” en el difícil entramado de la cultura y de los fiestorros playeros), entre otros muchos, que reivindicaron también “el sueño de la unidad entre el trabajo y la cultura” en una situación como la actual, donde existe una separación tan abismal “entre la España oficial y la real”. También se leyeron comunicados de adhesión de Juan Ramón Capella, Eduardo Mendicutti y Marcos Ana (la gente prorrumpió en un gran aplauso al oír su nombre).
Se puede estar mayor, pero no declarado en ruina ideológica, como penosamente les ha pasado a muchos “intelectuales y artistas”. Envejecer nos permite tener una percepción más centrada y fría de la vida, no un retroceso cerebral. Ya sé que a algunos les ataca, con la edad, el parkinson, pero esto no te impide renegar de lo que fuiste- en un tiempo. Es falso el manido concepto que acuñaron los reaccionarios de que evolucionar supone abandonar los principios que un día te motivaron, y pasarte a la bancada de los opuestos, los contrarios, sin que el duodeno se te retuerza en un gesto de incomprensión. Y esto es lo que han hecho algunos, por eso, no le perdonan a este “compañero de viaje” con un toque burgués, que se haya mantenido firme e inalterable.
No quiero acabar este post sin citar una de las frases que dirigió Bonald en su intervención: “La literatura es un proyecto justiciero. Con ella, me defiendo de todo lo que me ofende y me subleva”. Nunca mejor dicho una idea con tan escasas palabras. Salud y muchos años, Pepe, para seguir escribiendo, opinando y fastidiando a los que no conectan con tu manera de entender el mundo.
Hacía tiempo que no se presenciaba un acto tan emotivo y lleno de nostalgia reivindicativa y reivindicadora. Caballero Bonald se merecía este homenaje. Primero, por desagravio. No es posible que una de las mejores plumas del país haya sido vetado en un par de ocasiones para ocupar una plaza en esa antigualla de la Real Academia de las Letras (igual le ocurrió al mejor escritor de la última mitad del siglo XX, Paco Umbral, que también fue castigado por no ser “ políticamente correcto” ), donde se dio el caso sangrante de ser rechazado, a pesar de ser el único candidato presentado, y donde “escritores tan relevantes” como Cebrián, Muñoz Molina y Pérez Reverte tienen uno, gracias a sus “coherencias” ideológicas y a sus afinidades políticas con el partido en el poder.
Lo importante es que José Manuel se encontró a gusto (materia esencial que necesitan los buenos cantaores para que nos den una buena noche de arte) y que allí intervinieron deleitándonos con su cante (como en los viejos tiempos) el “desaparecido” Manolo Gerena, José Mercé y escritores de la talla de Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes (compañeros de “fatiga” en el difícil entramado de la cultura y de los fiestorros playeros), entre otros muchos, que reivindicaron también “el sueño de la unidad entre el trabajo y la cultura” en una situación como la actual, donde existe una separación tan abismal “entre la España oficial y la real”. También se leyeron comunicados de adhesión de Juan Ramón Capella, Eduardo Mendicutti y Marcos Ana (la gente prorrumpió en un gran aplauso al oír su nombre).
Se puede estar mayor, pero no declarado en ruina ideológica, como penosamente les ha pasado a muchos “intelectuales y artistas”. Envejecer nos permite tener una percepción más centrada y fría de la vida, no un retroceso cerebral. Ya sé que a algunos les ataca, con la edad, el parkinson, pero esto no te impide renegar de lo que fuiste- en un tiempo. Es falso el manido concepto que acuñaron los reaccionarios de que evolucionar supone abandonar los principios que un día te motivaron, y pasarte a la bancada de los opuestos, los contrarios, sin que el duodeno se te retuerza en un gesto de incomprensión. Y esto es lo que han hecho algunos, por eso, no le perdonan a este “compañero de viaje” con un toque burgués, que se haya mantenido firme e inalterable.
No quiero acabar este post sin citar una de las frases que dirigió Bonald en su intervención: “La literatura es un proyecto justiciero. Con ella, me defiendo de todo lo que me ofende y me subleva”. Nunca mejor dicho una idea con tan escasas palabras. Salud y muchos años, Pepe, para seguir escribiendo, opinando y fastidiando a los que no conectan con tu manera de entender el mundo.
El PCE se equivoca a la hora de buscar referentes en esa pandilla de mafiosos, está claro que el divorcio del partido con la cultura en estos treinta años ha sido notable, también es verdad que tampoco ha suscitado demasiadas adhesiones por parte de los culturetas de este pais que sabían que para medrar bastaba con arrimarse al falso discurso de la izquierda que abanderaba el PSOE... date una vuelta por este blog para que veas como se las gastan los homenajeados y los amigos de los homenajeados... los Bárcenas de la lírica
ResponderEliminarhttp://criticadepoesia.blogspot.com.es/2012/10/premio-ciudad-de-burgos-por-fin-alguien.html
Ya me enteré del "cajonazo" que propinó García Montero en ese concurso. También leí y escuché sus explicaciones. Trato de no opinar sobre cusestiones que desconozco -no es evite las polémicas, sino por pura lógica procesal-, aunque sí he de confesarte que ya me cansa bastante de que Luis esté metido en todos los saraos, no acepto la obicuidad ni de los inmortales, cuanto más de los bípedos, es más, estoy mentalizado de que tanto él, su señora y la viuda de Saramago serán los próximos que harán su entrada "triunfal" en ese maravilloso partido del pesebre. Qué le vamos a hacer, "nadie es perfecto", como diría Billy Wilder.
EliminarUn saludo.