Pues como decía en la entrada, el lunes se han publicado los resultados del último barómetro del CIS donde se confirma, una vez más, el desprestigio de la clase política, ya sean del gobierno o de la oposición, y la crisis de liderazgo que el ciudadano percibe de estos dirigentes, destacando la pobre valoración que hacen del presidente Zapatero (3.71) y del eterno aspirante Rajoy (3.09), desbancados por Durán i Lleida (3.74), Rosa Díez (3.71), igual puntuación que Zapatero. Los únicos que están satisfechos con los datos son “los socialistas” porque suben 1.5 puntos (del 36.2% del anterior al 38% de este) y los “populares” retroceden 0.5 puntos (del 40% del anterior al 39.5% de este), resultando una ventaja a favor del PP de 1.5 puntos en estos momentos.
La tercera fuerza en litigio sigue siendo Izquierda Unida, que ni avanza, ni desaparece. Ahí sigue manteniéndose en ese terreno de nadie –por la frustrante política que desarrollan donde gobiernan con el PSOE, y las actitudes inadecuadas de sus líderes- en una estimación de votos del 5.8%, tres décimas menos que en el anterior sondeo. Luego le sigue CIU del 3.7% al 3.6%; PNV con 1.3%; ERC que pasa del 1.3% al 1%; BNG 0.7%, una décima menos que en la anterior, etc. Excepto el PSOE, todos bajan, todos los líderes deben presentarse a los exámenes de Junio porque ni siquiera han obtenido un aprobado raspado. Sería el momento adecuado para la reflexión, pero no, en política la razón no cuenta, la autocrítica tampoco. Ahora solo queda tiempo para mangonear los resultados y aplicarlos a sus conveniencias. Y el que no encuentre una manera para hacerlo acabará sospechando de éstos, como en este caso hacen los “respetuosos” dirigentes del PP y algunos de IU, que se asombran de su bajada. Miren honradamente sus actitudes y sorpréndanse de que aún sigan existiendo.
¿Qué falla en la política española que tánto rechazo causa? ¿Es que somos inconformista de nacimiento o es que sencillamente nos quejamos de vicio? Porque luego, cuando llegan unas elecciones, el resultado es bien diferente. Bastan 30 días de lavado de cerebro, de llamadas a la responsabilidad ciudadana, recordarte, insistentemente, el pecado que cometes si no ejerces tu derecho (que más bien parece una obligación), cuando la abstención es tan democrática como las anteriores opciones, y allá que va el pueblo en masa a llenar las urnas de papeletas, no para que gane su idea, más bien, para que pierda la contraria. Así te encuentras a votantes de IU, que en una profunda reflexión política, decide votar al PSOE, para evitar que Rajoy no salga, o a señores que porque el hijo del vecino cogió una plaza de funcionario y su hijo no, ahora castiga al culpable de su desdicha y vota al PP, etc.
España es un corral de vecinos donde las apariencias priman sobre la población. Los dos partidos mayoritarios se aprovechan de esta circunstancia -es más, la fomentan descaradamente- y nadan con comodidad en esta estrategia manipuladora. El pueblo se siente agusto dentro de este dirigismo y no parece visible un futuro de esperanza donde cada cual actúe según su pensamiento, sin manipulación ni acto vengativo. El hombre es un ser superior, pero queda por demostrarlo. Espero verlo antes de morirme, luego, que no me lo cuenten.
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