En el homenaje de ayer, faltaban muchos muertos

Ayer domingo trabajaron nuestros representantes políticos, incluida la realeza. La ocasión fue la celebración de un acto que amenaza con repetirse todos los años: el homenaje a las víctimas del terrorismo, algo que me parece fenomenal, nada tengo en contra del merecido recuerdo de las personas anónimas que perdieron sus vidas y la de las otras muchas que quedaron con graves lesiones corporales y psicológicas, por la actividad alocada e indiscriminada de ETA. Hasta aquí, todo perfecto. Pero lo que ya comienza a mosquearme es la frecuente utilización política que se está haciendo del caso. Hace unos años el único que se atrevía a hacerlo era el PP, al que todos los demás partidos se lo recriminaban, pero, por lo visto, parece que han llegado a la conclusión de que entrando en la misma dinámica que el partido de Rajoy, se consigue un considerable número de votos. Porque no se entiende cómo hoy, cuando hace casi dos años que no hay una victima de la organización terrorista –gracias a los resultados que están produciendo la actividad policial y no a un cambio de estrategia de la banda-, es cuando más actos se están celebrando.

Me preocupa, también, que sólo se considere terrorismo los actos que produce ETA y, añadido a regañadientes, el islamista. Y yo pregunto: ¿y los crímenes diarios contra nuestras mujeres no lo son? Sólo en los seis meses que llevamos de año se han producidos 32 asesinatos. ¿Es esto terrorismo o por no estar implicados en las muertes los políticos son actos esporádicos y secundarios?
Y la de los trabajadores muertos en el tajo por la cicatería en medidas de seguridad del empresario ¿Es terrorismo o sólo consecuencia del ejercicio de la actividad diaria?
Y la de los grupos ultraderechistas contra inmigrantes e indigentes ¿Es terrorismo o hechos aislados de unos cuantos sinvergüenzas?
Y los asesinatos de Sandra Palo, Marta del Castillo, las niñas de Alcácer, etc., ¿Es terrorismo o acciones de desequilibrados mentales?

Las victimas de actos violentos se merecen un merecido recuerdo y un homenaje diario. El problema es cuando se meten por medio los políticos y lo tergiversan para pescar en río revuelto. El problema surge cuando se manipula la realidad y se etiqueta de terrorismo solo aquello que les interesa. ¿Cuántas manifestaciones multitudinarias se han convocado hasta el día de hoy en contra de la matanza machista? ¿Y contra las condiciones tercermundistas en el trabajo? Voy a responder yo mismo: ¡Ninguna! Sólo se hace el “paripé” de salir unos minutos a la puerta del sitio oficial, hacerse la foto y hasta la próxima. Cuando las víctimas son manipuladas para fines políticos, empezamos a perderles el respeto, todo lo contrario de lo que se merecen. Actos como el celebrado ayer domingo me parecen bochornosos, alejados del más profundo sentimiento. Me refiero, claro está, a la élite política, jamás a los familiares de las víctimas que estaban donde su dolor les obligaba: recordando a sus inocentes muertos y mutilados.