Hay personas que deberían vivir toda la vida. Son de ese tipo especial que al resto nos ilumina. Nos sirven de referente moral, de acicate para el compromiso, de dignidad política. Se hizo escritor porque no le gustaba el mundo, y con el fusil de la palabra quiso combatirlo. Fue capaz de lograr que el lenguaje del Jesús de Nazaret tuviera un marcado acento humano y que más de uno tropezáramos en la injusticia de nuestra ceguera. No hubo causa justa que no apoyara ni dio descanso a su pluma para denunciar los atropellos humanos que se cometían en el mundo. En el 2007 llegó a decir que “es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”. Era un referente en mis lecturas. Desconociendo el grado de su enfermedad, hace pocos días publicaba un post donde recogía un artículo de él en donde incidía en la humanidad de Jesús y La Magdalena. Hasta poco antes de morir fue un rebelde. Los años y la estabilidad económica, jamás le hicieron retroceder en su ideario. Hoy, a las 13 horas, en su Lanzarote de acogida, ha muerto un hombre bueno: José de Sousa Saramago. Vivirás en nuestro recuerdo.
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