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martes, 22 de junio de 2010

Saramago: tus amigos del Vaticano no te olvidan


Cuesta creer la reacción que está teniendo entre los partidarios de Saramago, el artículo que Claudio Toscani publica en L´Obsservatore Romano, en el cual, se alegran de su muerte (ellos, tan buenos, tan piadosos, tan fieles cristianos) y hacen un repaso desaprobatorio de lo que fue la actitud personal y literaria del escritor desaparecido. Por más vueltas que le doy a mi cabeza, no acabo de comprender el sofocón que se están cogiendo los respetados seguidores del hombre coherente que mantuvo una constante denuncia hacia una jerarquía eclesiástica hipócrita, descreída, viviendo en la más absoluta negación de dios, tolerante de infinitos abusos sexuales y sociales en el mundo, corresponsables, con el capitalismo, para que la miseria no desaparezca de la faz de la tierra, etc. ¿Qué se podía esperar de una gentuza como esta? A mí me parece de lo más lógico. Es más, hasta me alegra -porque así demuestran lo que son- observar que, en algunos actos, la iglesia católica es tan “talibán” como la muy criticada musulmana.

Lo preocupante hubiese sido lo contrario: el pesar por su muerte, el halago por su actividad intelectual y su compromiso solidario, la lectura de un documento de condolencia en todas las iglesias del mundo, eso sí sería un síntoma peligroso y principio sospechoso de que José no estuviera haciendo los deberes, adecuadamente, al final de sus años. Pero esto que hacen ¿a quien puede molestar? Que lo califican de “extremista populista”, “ideólogo antirreligioso”, “marxista”, “crítico de las cruzadas”, “enemigo de la inquisición”, etc., pues muy bien, y ¿no era cierto? Entonces, pregunto perplejo, ¿de qué nos asustamos?

Lo impropio es la actitud del Partido de los Trabajadores (PP), apuntándose al carro de los homenajes, de los comunicados doloridos, de las falsas lamentaciones. Para mí es preferible que continúen con su ignorancia saramaguista (“¿qué opino de la obra de Saramago? Pues que la Sra. Sara Mago es una extraordinaria pintora”; palabras de la condesa de Murillo, la mandamás del PP, Esperanza Aguirre, cuando era Ministra de Educación y Cultura, en el gobierno de Aznar. Unas perfectas declaraciones para calibrar el estado de cultura del país), con sus indigestos odios y sus exacerbadas intoxicaciones.
Lo peligroso era el uso que venía haciendo el Partido de los Obreros (PSOE) de la persona y del ideario de Saramago, “gracias” al acercamiento, cada vez más descarado, que ejercía su mujer hacia un partido eminentemente anticomunista, y a años luz de distancia de las teorías que defendía el escritor portugués.

Todas estas maniobras son las que me resultan inaceptables y tendenciosas. Las que vierte el Vaticano en L´Osservatore Romano, entran dentro de la normalidad evangélica que desarrollan diariamente los santos varones enfaldados. Lo de poner la otra mejilla, no va con ellos, eso lo inventaron para que el pobre no se rebelara contra el amo. Lo de la humildad, lo de ama a tu enemigo más que al propio amigo, son sólo trampas gramaticales para apaciguar el ánimo de los desesperados. Con ellos en la tierra, no hace falta bajar a los infiernos. Lo contrario, sería exigirle peras al olmo y, para como está la situación de desvergüenza, ya tenemos bastante con la ración diaria que nos proporciona el Partido de los Trabajadores y el Partido de los Obreros. A la iglesia, dejémosla con lo suyo: sentándose a comer con los ricos y sodomizando a los niños. Y confiemos en que José, allá donde esté (bien saben estos curitas que más allá de esta puta vida no hay nada), desde el blog delmásallá.com, siga denunciando la inmoralidad de este mundo y hablándonos fuerte y claro.

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