Walt Whitman: "Hojas de hierba"

Walt Whitman (West Hill, Nueva York, 31 de mayo de 1819-Camden, Nueva Jersey, 26 de marzo de 1892), es el segundo hijo de una familia compuesta por padre británico y madre holandesa, que muy joven tuvo que abandonar la escuela y ponerse a trabajar. A pesar de sus pocos estudios, el primer trabajo que realizó fue de maestro itinerante. Luego entró a trabajar en una imprenta, de donde saldría su afición por el periodismo, labor que realizaría, más tarde en periódicos y revistas de Nueva York. Gracias a un viaje realizado por motivos profesionales, Whitman descubriría la realidad social de su país y decidiría escribir sobre ella, abandonando el periodismo y dedicándose a la escritura literaria. De ella surgiría el libro, “Hojas de hierba”, publicado en 1855 con su dinero, que sólo constaba de doce poemas y una tirada de mil ejemplares, de los cuales, consiguió vender unos pocos y el resto, tuvo que regalarlos, pero con el paso del tiempo, llegaría a conocer ocho ediciones en vida del poeta.

Su trabajo se inscribe en la tradición entre lo “transcedental” y el más puro realismo. Whitman fue el primer poeta que experimentó con el verso libre, utilizando un lenguaje sencillo y cercano a la prosa. El individualismo, sus propias experiencias, el tratamiento revolucionario del erotismo, unido a la creencia de los valores democráticos por los que apostaba, son los rasgos más destacados de su obra, además de la comunión en su poesía entre el hombre y la naturaleza, cercano al panteísmo, y que era habitual en las composiciones líricas que el romanticismo imperante establecía.

Whitman es considerado actualmente, como el padre de la poesía moderna americana. Influyó, posteriormente, a grandes escritores (Pablo Neruda, T.S. Eliot, José Luis Borge, etc.), pero, aún hoy, es un poeta que se mira con cierto recelo en una buena parte de EE.UU., donde no aceptan que un escritor homosexual pueda ser representativo de la sensibilidad americana, y donde tienen por obsceno, un libro en el que se expone sin rodeos, la libertad sexual, y el amor abierto entre seres de un mismo sexo.

CANTO DE MI MISMO
Yo me celebro y yo me canto,
Y todo cuanto es mío también es tuyo,
Porque no hay un átomo de mi cuerpo que no te pertenezca.

Indolente y ocioso convido a mi alma,
Me dejo estar y miro un tallo de hierba de verano.

Mi lengua, cada átomo de mi sangre, hechos con esta tierra, con este aire,
Nacido aquí, de padres cuyos padres nacieron aquí, lo mismo que sus padres,
Yo ahora, a los treinta y siete años de mi edad y con salud perfecta, comienzo,
Y espero no cesar hasta mi muerte.

Me aparto de las escuelas y de las sectas, las dejo atrás;
Me sirvieron, no las olvido;
Soy puerto para el bien y para el mal, hablo sin cuidarme de riesgos,
Naturaleza sin freno con elemental energía.

-o-o-o-o-o-o-

Tiéndete en el pasto conmigo, desembaraza tu garganta,
No son palabras, ni música, ni versos los que preciso,
Ni hábitos, ni discursos ni aún los mejores,
sólo quiero arrullo, el susurro de tu voz suave.

Recuerdo cómo nos acostábamos una mañana transparente de estío,
Cómo apoyaste la cabeza sobre el pecho y hundiste tu lengua hasta tocar mi corazón desnudo,
Y te estiraste hasta tocarme la barba, y luego hasta tocarme los pies.

Velozmente se irguieron y me rodearon el conocimiento y la paz que transcienden todas las discusiones de la tierra,
Y desde entonces sé que el espíritu de Dios es hermano del mío,
Y que todos los hombres que han nacido son mis hermanos, y las mujeres mis amantes,
Y que el sostén de la creación es el amor,
Y que son innumerables las hojas rígidas o que se curvan en los campos,
Y las negras hormigas en las grietas bajo las hojas,
Y las mohosas costras del seto, las piedras hacinadas, el saúco, la candelaria y la cizaña.