Sígueme también en este otro blog:

domingo, 7 de febrero de 2010

El ritual de la matanza del cerdo


Desconozco cómo será en otros lugares la matanza del cerdo, pero aquí, en Andalucía, adquiere reminiscencias de celebración pagana. Quizá sea de lo poco que queda donde la iglesia no ha entrado ha disfrazarla con sus trapajos espirituales y, por fortuna, aún se respira en ella el ambiente alegre y distendido que caracteriza una fiesta.

En la matanza colabora todo el mundo disponible: padres, hijos, yernos, nueras, amigos, etc., aunque el mayor trabajo recae sobre las damas, que son las encargadas de la labor cansina y rutinaria de embutir y preparar las carnes que han de servir para finalizar tan delicioso manjar. El hombre, recordando a su antepasado ascentral, se dedica a capturar al animal, darle muerte, desangrarlo, más tarde despiezarlo, y poco más, entre charlas, bromas y bebidas, que convierten a la muerte en la antesala del banquete final con el que celebrarán la hecatombe en honor a los dieses propicios del lugar.

El pasado jueves, mi mujer y yo, coincidimos en una de estas matanzas. La realizaban la familia de Emilio y Rosario, viejos conocidos nuestros por ser los que nos venden, desde hace años, el queso fresco de cabra, los huevos, etc., Su casa la tienen en la sierra norte de Sevilla, Peroamigo se llama,una aldea del Castillo de la Guardas y, para quien no la conozca, no imagina que a tan cercana distancia de la capital exista un lugar tan frío, coqueto y encantador. Desde él parece que estas subido en una terraza y puedes divisar el horizonte que lleva a las sierra de Aracena.
Es esta una zona desconocida para muchos (ya sabemos el dicho de que lo que no está lejos, mejor no visitarlo) que tiene varias aldeas encantadoras y adecuadas para el descanso estival; junto a Peroamigo, El Peralejo, Las Minas del Castillo de las Guardas, Las Cortecillas, La Alcornocosa, Archidona, El Cañuelo, son algunos sitios maravillosos y sorprendente que merecen la pena conocer.

Siempre que he podido he evitado estos actos. Nunca me ha atraído la muerte próxima de los animales, aunque sea consumidor de ellos (da la impresión de que los que compramos en el mercado, ya nacieron muerto). La manera en que te miran los animales antes de morir cala hondo, y lo cierto es, que luego, cuesta tragar y digerir el bocado. Por ese motivo acudimos a comprarlos en bandeja, una manera cobarde de creernos que estos que nosotros consumimos han sufrido menos.

El que haya estado en una de estas matanzas, seguro que coincidirá conmigo en el profundo olor que te taladra, y, aunque pasen muchos años, nunca te abandona. También ha sido un enigma para mi observar cómo pueden llevarse comida a la boca entre tanto olor a sangre y a piel chamuscada. Se ve que todo es acostumbrarse. Alguien comentó en una ocasión, viendo un reportaje de la 2, que cómo los vietnamitas podían comer carne de perro, a lo que otro presente contestó: "todo depende de las costumbres sociales donde nazcas, ¿no comemos nosotros del cerdo, que es el animal más repugnante que existe"?

Cerdo y todo, pero de él me gustan hasta los andares. Ya probaremos el resultado de la matanza, cuando el bicho esté bien sequito y muerto. Si Emilio quiere, que siempre nos complace.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...