Cuarenta artistas internacionales -treinta y cinco muralistas, el resto, escultores-, venidos de veinticuatro países diferentes, tomaron las calles del Polígono de San Pablo para convertir las paredes de este popular barrio de Sevilla, en el Museo al Aire Libre más grande de Europa. El proyecto, denominado “Arte para todos”, promovido por el Ayuntamiento de la ciudad a través del “ICAS” y la empresa pública de limpieza “Lipasam”, además de la participación de la ONU, dentro de los “Objetivos del Milenio”, ha traído al barrio a este número de artistas comprometidos con la cultura -que cederán sus obras a la ciudad una vez realizados sus trabajos- entre estos artistas, se encuentran, Josh Sarintitis y Katia Yamasaki, (EE.UU), el Niño de las Pinturas, (España), AEC &Waone, (Ucrania), Wang Lu, (China), Nelson Román, (Ecuador), Sergio Vergara, (Chile), Stephan Krasnov y Andrew Tselviko, (Rusia),Victor Ash, (Dinamarca), Bella Wilshire, (Reino Unido), Ise y Finok, (Brasil), Nina Pandolfo, Elena Laverón, entre otros.
Con este proyecto, el barrio queda dotado de un importante atractivo turístico y logrará que el visitante que venga a Sevilla se desvíe por un rato del centro monumental, teniendo la ocasión, además de ver las obras de arte, conocer la peculiaridad de una barriada, en principio, eminentemente obrera, intercalada con edificios destinados a personas de mayor nivel económico y afectos al anterior régimen -construida a principios de los 60 por la extinta “Obra Sindical del Hogar”, para solucionar el problema de escasez de viviendas que padecía la ciudad en esa fecha-, poblada con personas venidas de distintos lugares de la ciudad, pero que han sabido integrarse y conformar una sola entidad. Es, en pequeña escala, un Brooklyn sevillano. El objetivo final de este proyecto es hacer atractiva una parte de la ciudad que hasta ahora suele escapar a la mirada de los turistas, una zona que, como decía, está alejada del centro histórico donde se concentran los museos y los monumentos más importantes, o como bien declara un gestor cultural, “ la idea es también generar un cambio y acercar el arte contemporáneo a personas que normalmente no va a museos”.
Las obras se concentran en los barrios “A” y “B” (o como es conocido por los lugareños: el barrio de la Cruz del Campo, en contraposición al de arriba, que es el de la Coca-Cola) en las avenidas de Éfeso, Kansas City, Soleá, y en algunas plazas interiores con nombres de cuadros de Velázquez.
Magnífica experiencia ésta del “Arte para todos” en la calle. La cultura ha de ser recibida siempre como agua de mayo, pero cuando está pensada para el pueblo, es doblemente gratificante. Que esta experiencia sirva para continuar con el fomento cultural en los barrios, ya que de esa manera, las personas que vivan en él tendrán un contacto con algo que “les queda lejos” y les parece extraño. Es más fácil llevar la cultura allá donde escasea, antes que su población se motive a desplazarse a los museos y los teatros. Después, con la costumbre –no olvidemos que el hombre es un animal-, algunos decidirán desplazarse a los lugares donde ésta es permanente.
Como nota curiosa -no sé si será por la novedad, o por la información que durante estos días está apareciendo en la prensa- hoy se ve el barrio bastante animado, con personas, cámara en ristre, que por su aspecto, denotan ser visitantes. Confiemos en que sea la tónica dominante en el futuro.
Gracias a todos los que han colaborado en esta formidable empresa, “Er Políngano” de San Pablo siempre le quedará agradecido.
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