En las cosa importantes, el tamaño es lo de menos, es más, la pequeñez posibilita que se las abarque adecuadamente. Un puñado de pensamientos, una ristra de besos, o el amor necesario para sembrar el mundo, caben -¡cómo decirlo para que no suene a exageración!- en la palma de la mano, cuanto más, en este cesto que, por si acaso, siempre llevo, para recoger todo el sentimiento que me encuentro tirado por el suelo.
En las cosas importantes, no es el tamaño lo que cuenta. Lo que la hace hermosa, soñada y valiosa, es la densidad que contiene el objeto y el interés que ponemos en conseguirlas. A mi, para ser millonario, me bastaría sólo con una simple mirada interestelar de tus ojos.
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