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martes, 24 de agosto de 2010

Camas (Sevilla): Puerta del Alajrafe


Durante un tiempo viví en la localidad de Camas -situada a la entrada de Sevilla por la ruta de la plata, a los pies de los cerros del Aljarafe-, ciudad abigarrada en su trazado y hospitalaria, formada, en su mayoría, por el aluvión de personas que, por imperativos económicos, tuvieron que bajar un día de la sierra a la ciudad, en busca de la estabilidad económica que el pueblo de nacimiento no les permitía, así que el lugar más próximo a ésta –sin tener que penetrar en la vorágine urbana que en un principio les atemorizaba- era Camas, donde las posibilidades de encontrar un espacio para vivir, a un precio moderado, o el terreno necesario para su construcción, estaba más al alcance de la mano que dentro de la capital. De esta manera, Camas se fue convirtiendo en el refugio reposado y sin grandes contrastes, para las personas rurales que un día tuvieron la necesidad de abandonar su hogar para asegurar el sustento vital de su familia. Aún hoy, no es raro encontrar entre su población, infinidad de habitantes que poseen una doble residencia: Camas durante los días laborables y el pueblo serrano, los fines de semana y en vacaciones.
A nivel estatal, esta ciudad es conocida por ser cuna de famosos toreros (entre los más destacados, Curro Romero, Paco Camino, el hermano de éste, Joaquín Camino, que murió corneado cuando empezaba, El Almendro, etc.), y también de futbolistas (el más famoso, Sergio Ramos, pero también el bético Capi), pero deben saber además, que es la puerta de entrada a la bella comarca del Aljarafe, y es, también, la primera localidad que encuentra el peregrino -después de abandonar la capital- en su recorrido jacobeo por el camino que, desde Sevilla hasta Santiago, lleva a través de la Ruta de la Plata, desconocida hasta hace poco y puesta de moda últimamente, ante el colapso que padecen las tradicionales.

Quedan buenos recuerdos de mi estancia allí y rara es la ocasión que no tenga una excusa para desplazarme a sus dominios.


Cervecería Tívoli, lugar con encanto donde tomar una buena cerveza y unos exquisitos montaditos

¡Ay!, esa avenida de Santa María de Gracia, y su continuación, Mercedes de Velilla, con su bullicio comercial, en especial, las mañanas de los sábados, al rumor del mer
cadillo semanal, sazonado con una infinidad de bares (¡ambientazo!) que atraen a cientos de visitantes por la calidad de su cerveza y la abundancia de manjares. Uno de mis deportes preferidos es caminar, así que empiezo mis ejercicios por la acera de la derecha, visitando todas las “farmacias de guardia” que se precien en ese recorrido y regresando por la acera de la izquierda hasta que duela el calzado, saludando de vez en vez a los “parroquianos” que uno ha ido conociendo en esos santos lugares. Aunque parezca extraño, la cerveza más fresca y mejor tirada de toda Sevilla, se encuentra en la “Cervecería Camas” (no me pagan la publicidad), y el mejor lugar de tapeo, Bodega El Tívoli, Bodega la Santina y Casa Rufino (La Una y Media). Para los amantes del mosto, comunicar que también en Camas hay un lugar destacable para el consumo de éste: la Bodega El Castillo, un poco apartada de la zona de la que estamos hablando (Cañorronco, al comienzo de la carretera a Castilleja de Guzmán).




Cervecería Camas, una de las mejores cervezas que se pueda tomar en toda Sevilla


En las épocas donde se podía practicar, una de mis debilidades era patear los cerros próximos a la localidad, unas veces recogiendo higos de sus abandonadas higueras, otras, almendras, caracoles, espárragos, cuando no, buscando posibles asentamientos humanos de la pre y la protohistoria y restos de cerámicas y utensilios abandonados. 

No descubro nada si digo que en el municipio de Camas se halló el tesoro de “El Carambolo”, y en el que se ha excavado recientemente -en lo que el profesor Carriazo creía un fondo de cabañas de un poblado tartésico- un impresionante santuario fenicio, que, desgraciadamente, por la desidia que mantienen los responsables de la Junta y el Ayuntamiento de la localidad, respecto al patrimonio histórico cultural, está casi arrasado. 
Aquí no interesa la cultura, ni la historia de nuestros antepasados, para estos señores, cultura es una actuación de la Pantoja y una corrida de toros. Todo lo que no sea esto, “es un rollo...” 
Pues como decía, subir al cerro de Santa Brígida en las tardes de otoño o primavera, y extasiarse con una magnífica puesta de sol por Castilleja de Guzmán, y más tarde, observar el espectáculo admirable de la capital encendida, como una gigantesca feria que se dispusiera a funcionar a nuestros pies, es una de mis grandes debilidades.

Recorrer la ruta del agua un día soleado, llevando a tu izquierda la paleta de colores, salpicada con pinceladas amarillas de margaritas y jaramagos, mezcladas con menudos toques violetas de los lirios mañaneros que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición para que gocemos, y a la derecha, la lámina de Sevilla que algún autor romántico francés o inglés del siglo XIX dibujó en el aire del valle del Guadalquivir para ser observada desde estos cerros aljarafeños, transforman el cotidiano paseo en una agradable sensación de bienestar que no deja de recordarme al único y último monje que se mantenía apegado a la desaparecida ermita de Santa Brígida -que en el año 1880 fue destruida por los gabachos-, custodiando las imágenes de la virgen que da nombre al lugar (de origen irlandés, hoy en la iglesia de Santa María de Gracia) y de la virgen de la Candelaria (para más información sobre la ermita, picar aquí).

Hay lugares que dejan huella en la trayectoria vital de la persona. Uno de estos, para mí, ha sido Camas. Si todo lo anteriror fuese poco para justificar el sentimiento que poseo por esta localidad, además, en ella conocí a mi Carmela que soporta con gran estoicismo y envidiable abnegación, mi insufrible temperamento. Dicho queda.




3 comentarios:

  1. Buenassssssss,hoy te has salido Manuel,me has dejado un sabor a pueblo superior para los sentidos,chapeau,que leches para quitarse el sombrero!!para eso estamos en España,jajajajaja.

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  2. ¿No crees que debiéramos vivir -siempre que las circunstancias nos lo permitiera- en aquel lugar donde máas a gusto nos encontraramos? Si no es así, siempre seremos convidados de paso en nuestro nuevo destino.
    Me agrada que mis palabras te transmitan buenas sensaciones.
    Un saludo.

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  3. Más me agrada a mi leerte,y cuando algo me gusta,por que está hecho desde la sencillez y el sentimiento personal a las cosas,yo no puedo dejar de comentar,que me ha llegado,saludos,Don Manuel.

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