Los árboles secos y derribados
Los carriles y paseos invadidos por el matorral
Intente sentarse en el banco... Sin comentario
Digámoslo fuerte y claro: el Parque Tamarguillo no se abre porque al Partido Socialista no le da la gana; es una triste manera de castigar a un sector de la población (Sevilla Este) que no es generosa con ellos el día de las elecciones. No se le de más vueltas. Al Parque le han salido demasiados enemigos y no se le ve visos de soluciones. Pronto serán las próximas elecciones municipales. Los "alcaldables" aparecerán por aquí, lanzaran propuestas y promesas y... antes que haya finalizado el recuento de las papelestas, ya se habrán olvidado de lo que dijeron, si no, que se lo pregunten a Antonio Torrijos, que incluso habiendo firmando su compromiso, ni se implica ni se acuerda. Gran ejemplo de "demócrata de izquierda".
Primero construyen, gastan el dinero de los ciudadanos, como quien juega al “Monopoli”, algunos, incluso, hacen pingües negocios con el tema y engordan sus cuentas corrientes y, cuando menos lo esperas, llega el abandono de aquello que tanto trabajo y movilizaciones costó para que se emprendiera, y en lo que se invirtió tantos millones de euros. Algo que caracteriza a nuestros gobernantes municipales (incluidos los de IU) es el desprecio que muestran cuando gestionan el dinero público, funcionan como las comunidades de vecinos mal gobernadas, que todos los presidentes rivalizan en gastar más que el anterior, como si los euros que se manejan se recogieran de macetas sembradas para tal fin. A nuestros munícipes no les duele el dinero del contribuyente como les ocurre con el suyo propio, por tal motivo no es de extrañar el lamentable estado de abandono y deterioro que presenta el Parque Tamarguillo -un lugar de esparcimiento y ocio para una población de más de cien mil habitantes, que religiosamente paga sus impuestos-, el cual, lleva dos años de retraso en su apertura.
El grado de envilecimiento al que está llegando la política –o lo que es más correcto, los políticos- hacen que el ciudadano medio desconfíe, cada día más, del sistema “democrático” con el que nos gobernamos, y por el que tantas personas lucharon, fueron represaliadas o perdieron su vida.
Echas una mirada en derredor y tienes la sensación de que el tiempo no hubiera pasado. Los políticos de hoy no se diferencian en nada con los franquistas del pasado; sus maneras de actuar y mensajes son similares a los que creímos finiquitados y, cuando llegan al poder, cuesta la misma vida diferenciarlos: están tan mimetizados, han mamado tanto de la misma leche , que no llegas a entender por qué, dos partidos iguales (PSOE-PP), van por separado.
En conclusión, “tenemos” un parque donde se ha invertido muchos millones, cerrado al disfrute de sus vecinos, completamente abandonado, los paseos invadidos por las hierbas, los árboles secos y desgajados, el pavimento de las plazas deteriorado, el sistema de riego, arrancado en algunos puntos, el suelo lleno de pasto seco, incitando a que algún “colgao” le prenda fuego (como ha ocurrido hace unos días, donde una gran extensión ha sufrido ya un incendio), el equipamiento de juegos infantiles y de mantenimiento para mayores, olvidado, etc.
¿Tan difícil sería que las cosas se hicieran adecuadamente? Dirán –como excusa- que con la crisis no hay dinero para su mantenimiento, pero resulta que, adelantándose a las últimas innovaciones en jardinerías, al parque, en su diseño, se le instaló un sistema de riego que suponía un ahorro importantísimo en mano de obra. Además, entre los vecinos habría cuadrillas de voluntarios que no les importaría colaborar en su mantenimiento, ¿o es que los huertos no funcionan sin la participación del Ayuntamiento?
El grado de envilecimiento al que está llegando la política –o lo que es más correcto, los políticos- hacen que el ciudadano medio desconfíe, cada día más, del sistema “democrático” con el que nos gobernamos, y por el que tantas personas lucharon, fueron represaliadas o perdieron su vida.
Echas una mirada en derredor y tienes la sensación de que el tiempo no hubiera pasado. Los políticos de hoy no se diferencian en nada con los franquistas del pasado; sus maneras de actuar y mensajes son similares a los que creímos finiquitados y, cuando llegan al poder, cuesta la misma vida diferenciarlos: están tan mimetizados, han mamado tanto de la misma leche , que no llegas a entender por qué, dos partidos iguales (PSOE-PP), van por separado.
En conclusión, “tenemos” un parque donde se ha invertido muchos millones, cerrado al disfrute de sus vecinos, completamente abandonado, los paseos invadidos por las hierbas, los árboles secos y desgajados, el pavimento de las plazas deteriorado, el sistema de riego, arrancado en algunos puntos, el suelo lleno de pasto seco, incitando a que algún “colgao” le prenda fuego (como ha ocurrido hace unos días, donde una gran extensión ha sufrido ya un incendio), el equipamiento de juegos infantiles y de mantenimiento para mayores, olvidado, etc.
¿Tan difícil sería que las cosas se hicieran adecuadamente? Dirán –como excusa- que con la crisis no hay dinero para su mantenimiento, pero resulta que, adelantándose a las últimas innovaciones en jardinerías, al parque, en su diseño, se le instaló un sistema de riego que suponía un ahorro importantísimo en mano de obra. Además, entre los vecinos habría cuadrillas de voluntarios que no les importaría colaborar en su mantenimiento, ¿o es que los huertos no funcionan sin la participación del Ayuntamiento?
Digámoslo fuerte y claro: el Parque Tamarguillo no se abre porque al Partido Socialista no le da la gana; es una triste manera de castigar a un sector de la población (Sevilla Este) que no es generosa con ellos el día de las elecciones. No se le de más vueltas. Al Parque le han salido demasiados enemigos y no se le ve visos de soluciones. Pronto serán las próximas elecciones municipales. Los "alcaldables" aparecerán por aquí, lanzaran propuestas y promesas y... antes que haya finalizado el recuento de las papelestas, ya se habrán olvidado de lo que dijeron, si no, que se lo pregunten a Antonio Torrijos, que incluso habiendo firmando su compromiso, ni se implica ni se acuerda. Gran ejemplo de "demócrata de izquierda".
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