El puerto está lleno de colores, formas y olores, que hacen difícil sustraerse a la tentación de eternizarlas. La actividad física, el lenguaje portuario, unido al desconocimiento urbano con el que nos movemos por aquellos sitios atractivos de nuestros veraneos, hacen que nos atraiga lo que sólo es una rutina diaria para los marineros.
Después de la captura, se selecciona el pescado. Es la rutina diaria del puerto.
Hoy ha sido un buen día de pesca: el producto es encajado para subastarlo en la lonja.
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