Ojalá
sea cierto y podamos encontrar algún día esa estrella que Saint-Exupéry
mencionó en su maravilloso libro "El Principito", y que este
grafitero, tan acertadamente, nos recuerda.
De
sus extremos brillantes podríamos colgar nuestros miedos, nuestros recelos,
nuestros odios, nuestros egoismos... En resumidas cuentas, nuestras angustias,
ese lastre cotidiano que nos hace caminar cansados por la vida.
Ojalá
fuera cierto que todos tuviésemos una estrella propia de la que colgar, un día
cualquiera, esa pesada carga que ya no soporta el alma, nuestra alma, ese
pequeñito fluido de partículas invisibles, que nos inquieta la vida.
La maldad y la nobleza, pecan por ser amantes.
ResponderEliminarBuen texto Manuel.
Eva, son hijos de nosotros mismos.
EliminarBuena mañana.
Querer una estrella personal, mmmm... va a ser un poco difícil, pero si sabemos mirar a nuestro alrededor podemos encontrar, a pesar del barro que nos rodea, momentos de paz y descanso, observando el cielo nocturno, al escuchar la risa de un niño, en la comprensión de un amigo, en el contacto de una mano desconocida que se tiende para ayudarnos... Tal vez sea una idealista... no sé.
ResponderEliminarLa frase es preciosa. Un abrazo
Eres joven, Mirella, no quiero desencantarte.
EliminarOtro para tí.