Reconstrucción de la nova urbs
Itálica fue fundada por Publio Cornelio Escipión “el Africano” entre el año 206 y el 205 a. C. -hace veintidós siglos-, después de la última batalla que sostuvo contra el ejército cartaginés en tierras de Hispania. Probablemente Escipión no estaba autorizado por Roma para dar este paso, pero nada le impidió fundar la primera ciudad de romanos, fuera del territorio itálico, con soldados heridos y veteranos, en un lugar que les recordaba a su lejana tierra.
El nombre de esta colonia
(primera auténticamente romana y dependiente de Roma) será Itálica,
en honor de Escipión y de los elementos oriundos de toda Italia que debían
componer sus tropas. Al principio sólo sería un vicus civicum Romanorum,
aunque algo más tarde pasaría a ser una
colonia con plenos derechos que dependía directamente de Roma, hasta que Julio
César, en el año 45 a. C. le otorga el estatus de municipium civicum
Romanorum (estatus más beneficioso que el de colonia, ya que durante el
siglo I de nuestra era, el municipio llegó a alcanzar ventajas que la colonia
no tenía), aunque no tendría ceca hasta la época de Augusto (año 23 a. C.), en
la que acuñarían sólo dos tipos de monedas -las dedicadas a Augusto y a
Tiberio-, pero durante
el reinado de
Adriano, los italicenses le solicitan –ante la perplejidad de éste- regresar al
estatus de colonia, cosa que, a su pesar, concede ante la insistente demanda de
sus habitantes, tomando el nombre de Colonia Aelia Augusta Itálica,
en honor de su ilustre hijo y benefactor.
Con el tiempo, estaría llamada a
dar nada menos que dos emperadores a Roma (algunos investigadores la dan
también como patria de otro emperador, Teodosio I “El Grande”, auque otros tantos lo descartan). De hecho, las primeras familias asentadas en esta ciudad
llegaron a constituir una clase aristocrática con fuerte influencia en la
metrópolis, en concreto, la de los Ulpios y la de los Aelios, (la
dinastía de los Antoninos) de las que saldrían, en el siglo II d. C., dos de los más importantes emperadores que tuvo Roma: Trajano
y Adriano.
Esta primera población de época
Republicana (la vetus urbs) se estableció en el Cerro de San Antonio (lugar ocupado por la
población autóctona turdetana) y por necesidades de espacio, también, en el
contiguo Cerro de Los Palacios, situados los dos dentro del casco urbano del
pueblo de Santiponce. La ciudad –igual que la nova urbs- es de planta
hipodámica, con un perfecto trazado ortogonal partiendo de los dos ejes
principales: el cardo maximus y el decumano maximus.
En la zona este del asentamiento
se localiza el teatro, de época de Augusto -años 30 al 37-, construido en la
ladera del citado cerro de San Antonio, con un aforo para 3.000 espectadores
que, posteriormente, Adriano terminaría por rematar y embellecer, y que estaría
en funcionamiento hasta
bien entrado el siglo V, fecha en la que se empezaría a
abandonar por las restricciones que la iglesia católica imponía a este tipo de
espectáculos.
Algo más a la derecha de
éste, se encontraba el circo, aunque –por
desgracia, y como ocurre en la mayoría de las ciudades- aún no se han
encontrado restos que hagan verosímil esta suposición.
En la zona central de la
población, coincidiendo con el cruce de las dos vías más importantes (el cardo
y el decumano) se encontraba el foro, alrededor del cual se levantaban los
edificios más representativos de la ciudad; la curia, los templos, las termas,
etc. Resulta curioso comprobar cómo, después de veintidós siglos, el centro
neurálgico del nuevo pueblo coincide casi en su totalidad con el de la pasada Itálica.
También se construye -entre los
años 98 y 117 de nuestra era- en la zona oeste de la población (Cerro de los
Palacios) unas termas a instancias de
Trajano (las conocidas como Termas Menores o de Trajano), que aún hoy están por
excavar al completo por las dificultades que plantea la edificación de
viviendas sobre su solar. En este cerro parece localizarse –colindando con la
parte oeste del foro- los restos de lo que podría ser la entrada de un templo
dedicado a Apolo.
Pero no sería hasta después de la
llegada de Trajano y Adriano a la dirección del Imperio –y en concreto, la del
segundo-, cuando la ciudad se vio favorecida con importantes donativos,
construcción de edificios públicos ( anfiteatro, nuevas termas, templos, etc.),
murallas y, lo más destacable, la nova
urbs, un nuevo barrio de viviendas suntuosas que se extiende hacia el
norte, por una cercana colina próxima al viejo asentamiento, llegando a
convertirse en la primera ciudad monumental de la Hispania romana.
Pero su apogeo fue fugaz. A
partir del siglo IV d. C. comienza el declive paulatino de Itálica, hasta
llegar a su total abandono, debido a la situación socioeconómica que planteó el
final de la influencia política de las familias italicenses en la vida romana,
y la consecuente represión de los posteriores Emperadores sobre ellas. Los
últimos testimonios históricos de Itálica los tenemos en la Actas de los
Concilios de Toledo, en las que sus obispos figuran hasta el año 693. A partir
de entonces ésta desaparece y se convierte en un pueblecillo sin importancia,
hasta que en el siglo XII –época de Al-Andalus-, se la vuelve a nombrar como Talikah,
pero de la magnífica ciudad ya no queda más que las ruinas impresionantes de
sus edificios públicos y el recuerdo de su nombre, convertido para entonces en “Campos
de Talca”, y de donde se proveían de material constructivo para las nuevas
edificaciones.
Durante los primeros años del
siglo XIX, Itálica pasó a ser cantera donde se rebuscaba
materiales antiguos y obras de arte. Allí saqueó el mariscal Soult durante la
ocupación napoleónica, y más tarde, el duque de Wellinton, y en el siglo XX,
saqueadores profesionales que trabajaban por encargo y algunos miembros de la nobleza, hallaron en
estas ruinas abandonadas el material con el que hacer rentables negocios, los primeros,
y levantar y embellecer sus palacios, los segundos, los casos más destacables
son los del marqués de Urquijo y el de la condesa de Lebrija en Sevilla. Sus restos
sirvieron, en el año 1794, para el firme de la antigua carretera N-630, una
auténtica brutalidad de un país analfabeto que no apreciaba su pasado
histórico. Pero el expolio de Itálica no se detiene. El afán depredador de la
gente adinerada y sin escrúpulos sobrevuela sobre estas ruinas, tanto es así
que en 1984, el mosaico de Baco fue robado del conjunto arqueológico,
seguramente para cubrir el suelo de un nuevo rico.
La nova urbs estaba
rodeada por una sólida muralla de 1.67 metros de anchura, con torres cada 35
metros. Su calle principal mide 16 metros, 8 de calzada y 4 metros en las
aceras, y las secundarias, 14 metros, 6 de calzada y 4 en las aceras, siendo de las
calles más amplias de todo el Imperio Romano.
A ambos lados de la calle principal se conservan aún los
cimientos de una serie de pilares que soportaban un corredor cubierto para
proteger a los viandantes del sol y de
la lluvia. Este rasgo urbanístico -propio de las grandes ciudades orientales
del Imperio Romano-, es único en toda España. La calle contiene también una
cloaca central de 0.95 metros de ancho y 1.65 metros de altura, y en las
secundarias son de 0.55 metros de ancho y 1.50 metros de alto.
De sus edificios, sin lugar a
duda, el más destacable es el anfiteatro, el quinto más grande del Imperio
Romano. Mide 160 metros el eje mayor, y 137 metros el más corto, con
una capacidad para 25.000 espectadores, en una ciudad que rondaba los 8.000
habitantes, con lo que se deduce que acudirían a presenciar estos espectáculos
sangrientos, gentes de otras localidades. Se construyó en época de Adriano,
entre los años 117 y 138 d. C., con hormigón (opus caementicium)
compuesto de piedras, cal y arena, en las bóvedas -donde era necesario aligerar
el peso- que descansaban sobre fuertes paredes de gruesos ladrillos y sillares de Tarifa, recubiertos a su vez, en
las partes más visibles e importantes, con grandes placas de mármol.
El graderío estaba formado por
tres secciones (cavea): la baja (la ima), para la clase dirigente
(políticos, nobles, sacerdotes, etc.); la central (la media), para los
ciudadanos de Itálica; la tercera y última (la summa), para mujeres,
niños y extranjeros ( tenían esta denominación todos los habitantes de otros
importantes asentamientos cercanos, como Híspalis, Écija, Carmona, etc., ya que
ellos se consideraban auténticos ciudadanos romanos)
Esta nueva ciudad contaba también con unas Termas Mayores que se surtían del agua procedente de unos manantiales próximos al río Guadiamar y de unas fuentes de Tejada (en el municipio de Escacena del Campo), a través de un sofisticado acueducto del que quedan bastantes restos, además de un impresionante templo dedicado a Trajano divinizado, erigido por su sobrino-nieto Adriano en una plaza central de la nova urbs, y del que hoy quedan algunos restos.
Habría que estudiar, en profundidad, por qué se produce el decaimiento –primero, de la nova urbs, más tarde, de la vetus- de Itálica. Las razones geológicas que los primeros investigadores aducen no son creíbles y necesitan una nueva revisión más metódica y científica. A mí se me ocurre que sólo una nueva situación socioeconómica, política, o de clara imposición de la pujante Hispalis, pudieron ser las causantes del declive y posterior abandono de esta magnífica ciudad.
Poco más se conoce de Itálica,
aún menos de la primera, la vetus urbs, oculta debajo del actual pueblo
de Santiponce -que se encontraba más al este, cercana al río-, que se
desplazó hasta ella, entre los años 1595 y 1602, huyendo de las continuas
riadas que sufría en el lugar donde se había establecido. Sus solares, calles,
paredes, cloacas, etc., sirvieron para levantar el pueblo que hoy podemos contemplar
sobre sus ruinas y que en general se alza sobre la misma superficie y casi el
mismo trazado hipodámico de la vieja urbe. Confiemos que con el tiempo se prime más
la cultura y nuestras autoridades políticas dediquen más financiación a la
búsqueda de nuestros orígenes y no al mantenimiento de parásitos sociales y al sostenimiento de fraticidas
guerras. Itálica nos espera debajo de la tierra, no la hagamos esperar
demasiado tiempo.
- Visita virtual al Conjunto Arqueológico de Itálica
- Itálica en 3D
- Teatro de Itálica en 3D
- Anfiteatro de Itálica en 3D
- Casa de la Exedra de Itálica en 3D
- Casa de los Pájaros de Itálica en 3D
- Casa del Planetario de Itálica en 3D
- Templo de Trajano, Itálica, en 3D
- Termas Mayores en la nova urbs en 3D
- Acueducto que tría el agua a Itálica en 3D
- Depósitos (Castellum) donde se depositaba el agua de Itálica en 3D
No hay comentarios:
Publicar un comentario