Como no he cambiado en nada la opinión que tengo sobre este macabro día, bien vale lo que dije el año pasado, por lo tanto, sin quitar ni añadir una coma, vuelvo a publicarlo. Que Apolo nos perdone por haber convertido algo tan bello -el Amor-, en un acontecimiento deleznable.
En una sociedad como en la que estamos, vacía de valores, sin contenidos éticos ni morales, motivados siempre por la apariencia y viviendo del camuflaje y la improvisación, necesariamente necesita de estos días para reparar las carencias de los otros trescientos sesenta y cuatro de inactividad y olvido. Porque a la humanidad, lo que más le fatiga son las carreras de fondo, donde el agotador día a día, pone a prueba su poder de resistencia; a esta sociedad, lo que le caracteriza, son las pruebas de velocidad; son más brillantes y exigen menos constancia. Asombra pasear por la calle y observar la de reclamos publicitarios que hay para cumplir con este día rehén de los mercados; recuerdo que, cuando joven, casi no se hablaba de él, hasta que unos grandes almacenes se propuso, a base de repetir un año tras otro, eslóganes babosos,para que los ciudadanos pasasen por sus departamentos si no querían que, gracias a la pareja, el día se les transformara en un infierno. Luego, con el paso del tiempo, nos fuimos idiotizando y el resto de los comercios, que vieron el filón que la estupidez les proporcionaba, adoptaron la misma política publicitaria para ellos, y hoy te encuentras a las agencias de turismo ofertando prometedores viajes para enamorados –habitación y baile incluidos-, como si la ausencia de estos fueran los causantes de la escasez de cariño; las floristerías te seducen con el ramo de rosas más singular y romántico, digno de regalar a la persona que más odias durante el resto del año; las perfumerías, sus magníficos y caros productos, para ocultar el olor que despide el amor mal conservado; y, por último, lo más asombroso, las cestas de frutas variadas que, en un intento de ampliar mercado, exhiben las verdulerías del barrio, para tratar de quitar el mal regusto que la carencia de afecto te deja en el alma. Para los que somos mastines, las fogosas salidas de los galgos no nos impresionan; sabemos que el trayecto a recorrer es bien largo y que en cualquier revuelta, nos lo encontraremos echado. El amor, como al resto de las cosas importantes en la vida, hay que tratarlo con delicadeza y respeto; solo así lograremos concluir nuestros días de estancia en esta vida medio satisfechos.
El cariño verdadero ni se compra ni se vende.
ResponderEliminarTe doy toda la razon, es uno de los dias mas comerciales al cabo del año, pero hoy dia ¿cual no lo es??
consistimos en eso y hay quien no sabria vivir sin ese consumismo.
No puedo estar más de acuerdo contigo Manuel,pero de todas,todas,muchas veces son regalos camuflados gente que ocultan,otra relación pararalela,y emplea unos euros,en sentirse mejor consigo mism@,el amor no se compra con lo material,si no con el dia a dia,y como dice mi madre,con acciones mutuas,ese el mejor regalo.
ResponderEliminarEl amor, como el resto de las cosas, son más sencillas de lo que creemos. Somos nosotros los que las complicamos y la hacemos, a veces, imposibles.
ResponderEliminarUn saludo a las dos y confío en que San Valentín no os haya visitado.
Parece que en esta sociedad los valores están supeditados a los intereses de las Grandes Superficies...
ResponderEliminarHay que demostrarlo todo el año... excepto hoy.
Un abrazo
Javier estoy contigo.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.