Al fondo, la Puerta del Perdón, conectada a la calle central de la Alcaicería de la Seda
Trataremos en este post uno de los detalles que, por pequeños, pasan desapercibidos a los visitantes que se acercan a contemplar la catedral de Sevilla, y en concreto, la parte que queda de la antigua mezquita grande de Isbiliya. Son dos magníficos aldabones que se pueden localizar en la denominada Puerta del Perdón, acceso principal que daba paso al sahn, o patio de las abluciones (hoy, Patio de los Naranjos). Está situada al norte del solar donde se levantaba la gran mezquita de Isbiliya, en ella podremos observar una de las mayores hermosuras (después de la Giralda) que dejaron nuestros alarifes almohades.
Es un arco túmido con fábrica de ladrillos, sobre el que se levanta un magnífico tejaroz, rematado por un cuerpo de arcos lobulados y paños de sebka. El resultado no pude ser más elegante y vistoso.
Puerta del Perdón. Interior del sahn
Detalle de una de las hojas y de la aldaba de la puerta
Aldabones oríginales de la Puerta del Perdón
Pero lo que más destaca del conjunto -por su amplitud y laboriosidad- es la puerta en sí, compuesta de dos enormes hojas de madera de cedro, revestidas con chapas de bronce, ambas decoradas con motivos de lacerías y atauriques, además de inscripciones con caracteres cúficos en el que, como era norma general, se repitan versos del Corán.
Y es, sobre estas dos imponentes hojas, tan ricamente decoradas, donde ocupan un lugar destacado nuestras pequeñas joyas: dos bellos aldabones, realizados también en bronce y adornados con atauriques. Son dos magníficas realizaciones del arte almohade en nuestra tierra.
Los que hoy podemos contemplar en la puerta son una perfecta reproducción de los originales que, hasta hace pocos años, permanecían en ella, y que con buen criterio se retiró y se mantienen expuestos en el museo catedralicio.
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