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lunes, 26 de abril de 2010

CONTRA LA IMPUNIDAD DEL FREANQUISMO, SALGAMOS A LA CALLE


Estamos de enhorabuena los demócratas españoles. Ha tenido que transcurrir casi setenta y cuatro años para que las víctimas del franquismo pudieran salir a la calle –todas a una, no a cuenta gotas, como ocurría hasta este momento- a reivindicar la memoria y la dignidad para sus muertos, la depuración de los magistrados que convivieron y apoyaron el pasado régimen dictatorial, la derogación de la ley de amnistía del año 1977, y la solidaridad con el juez Garzón, víctima de las denuncias de los grupos fascistas -herederos de los asesinos de sus familiares- y de jueces rencorosos “progres”, que llevan esperando con toda paciencia, el momento oportuno para ejecutar la venganza.

De nuevo las calles están tomadas por los que nunca debieron de abandonarlas, cediendo a las recomendaciones que desde partidos, supuestamente de izquierda, les invitaban a recogerse en sus casas, acudir cada cierto tiempo a depositar la papeleta, y a confiar en la labor parlamentaria que ellos, desde sus apetecidos escaños, realizarían. Y caímos en la trampa que nos tendieron. Desalojamos las calles –que más tarde tomaría la derecha-, aceptamos la constitución, la ley electoral bipartidista (resulta curioso que hoy, uno de los partidos que más la apoyaron, se rasgue las vestiduras por lo injusto de la ley), la monarquía, la ley de amnistía que igualaba a víctimas y verdugos, no se depuraban las fuerzas policiales, ni las instituciones judiciales (se da el caso de que, jueces que colaboraron con el TOP (Tribunal de Orden Público, instrumento del franquismo para reprimir y encarcelar a sus opositores) hoy siguen estando activos en los distintos tribunales, juzgando casos alejados a sus ideologías.

Nos decían que todo era “por la viabilidad de la democracia”; “que no había que exigir mucho, porque siempre estaba la amenaza del ejército” (bien que utilizó esta táctica disuasoria el “monárquico” Santiago Carrillo, y nadie en el PCE la cuestionó en aquellos momentos). Llegaron a decirnos “que la ruptura democrática era una utopía desfasada, más propia del mayo francés, que de la realidad española”, y “que había que consolidar la transición, porque a la larga, nos favorecería”. Y todos los demócratas, dóciles seguidores de nuestros gurús políticos, nos lo creímos, nos hicimos personas responsables, ciudadanos de altos vuelos, y abandonamos la calle y la dejamos en manos de la derecha; entregamos la dirección de los sindicatos de clase a los arribistas verticales que lo han convertido en sindicatos herederos de Franco. Como todo nos lo iban a resolver nuestros desinteresados políticos, nosotros nos dedicamos a ganar dinero, comprar compulsivamente -tratando de emular a los que antes habíamos criticado-, a pegarnos la “buena vida”, total, para qué preocuparse, nuestro futuro estaba en buenas manos.

“Nuestros políticos de izquierdas”, más enfrascados en enriquecerse con el mangoneo que les permite su puesto de concejal, consejero, ministro, o simplemente, “hermanísimo”, se olvidaron de las tareas para las que fueron elegidos, y a las que ellos se comprometieron, y hoy, aquellos polvos traen estos lodos: la democracia está hecha unos zorros; la tan cacareada transición ha sido un fracaso; la derecha avanza peligrosamente; el trabajador cada vez está más alejado de los conceptos de solidaridad, igualdad y justicia; el paro se ha convertido en el mayor agente terrorista del país, y nadie se moviliza, ni siquiera los “come papas” de los sindicatos. El sábado, por fortuna, en veinte ciudades del estado, se ha vuelto a ver a los demócratas en las calles. La mayoría, gente entrada en edad. ¿Se recuperan los viejos luchadores? Esperemos que cada último sábado del mes –cita que han establecido las organizaciones Por la Recuperación de la Memoria Histórica- seamos más, y todos aquellos compañeros que se apartaron de la política por las dudas que le creaban los partidos existentes, recobren su actitud combativa, y se incorporen a la unidad antifranquista.
Y ya que estamos custionando cosas que no hicimos bien, propongo: ¿por qué no se ilegalizan los partidos que colaboraron con el golpe de estado del 36 y que tuvieron una participación activa en la posterior represión y asesinato de los demócratas republicanos? Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ¿por qué no se le aplica al PP la ley de partidos, que ilegaliza a las organizaciones políticas que no condenan la violencia? Porque, pongámosno de acuerdo, ¿el franquismo fue violencia, o no? Por lo tanto, negarse a condenarlo entra dentro de los requisitos para que se ilegalice a este partido que en su mayoría acoge a nostálgicos de la dictadura, a no ser que la ley esté sólo pensada para los abertzales vacos.
Concluiré con una reflexión: Los acontecimientos y lo años pasan, pero las situaciones se asemejan. Esperemos que las víctimas del franquismo descansen un día y puedan darle sepultura a sus muertos. Es lo único que desean. Si esto es desestabilizar la democracia, inventemos otro sistema de gobierno. Mis felicitaciones a las muchas mujeres que el sábado estaban al frente de la manifestación reclamando justicia para sus familiares. Podemos estar tranquilo: si el hombre desaparece algún día de la tierra, el mundo podrá seguir existiendo sin nosotros, gracias a la fuerza y el tesón que poseen las mujeres. Me viene a la memoria el pequeño poema de Manuel Rivas que dice:
Él era fuerte y débil como un marine.
Ella frágil e invencible,
como una guerrillera del Vietcong.
Lo suscribo plenamente.





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