Esta mañana de domingo, gris plomizo, nos hemos despertado
los españoles recibiendo la triste noticia de que “nuestro” respetable ejército
-ese que allá donde va, sólo actúa “en ayuda humanitaria y defendiendo la
democracia y la paz”-, también ha utilizado la vejación y los malos tratos en
Irak. En este país, cualquiera que se viste un uniforme se siente con patente
de corso para hacer las mayores salvajadas, y es que para llevarlo no basta
tener necesidad de ganar dinero, hace falta tener una predisposición para ello, hay que estar hecho de otra materia en la que no tiene cabida los 21 gramos de peso del alma.
Una mala noticia para desayunar, si es que nos quedan ganas
para hacerlo.
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