En el
país de Utopía, la Inocencia es la que manda. Ella patrulla las calles y cuida
que los elementos perturbadores no la paseen, llenándola de sinsabores e inmundicias.
En el país
de Utopía, la autoridad es la Razón, no la fuerza, y su Carta Magna, la Justicia,
por eso, no es extraño encontrar entre sus gobernantes a Seres Diminutos repartiendo caramelos y
sonrisas.
En el país
de Utopía, nadie llora, ni tiene hambre, ni prisas. En el país de Utopía, casi siempre llueve para arriba.
Ahora mismo hago las maletas, recojo a mi familia y nos vamos al pais de Utopia.
ResponderEliminarQuiero vivir allí.
Anna
Pues si das con él, me pones un correo, yo también me apunto.
EliminarUn saludo, Anna, y soñemos con lo imposible, no hay nada más revolucionario.