8 de marzo: Día de la mujer trabajadora con truco

Imagen de la fábrica textil en la que fueron asesinadas, en 1925, 146 trabajadoras que estaban en huelga

Al día de la Mujer Trabajadora le ha ocurrido como al Día de Andalucía, que lo han descafeinado: Ahora es el día internacional de la mujer, sin más, sin cafeína, ni teína, sin azúcar y adulterado, en el que pronto – me comentan que ya han visto un regalo tipo para tal evento- los grandes almacenes harán su marzo con esta efeméride y en el que los tíos capullos que jamás se han ocupado de su compañera, saldarán el “desliz” con un impresionante regalo en el que sucumbirá la infeliz fémina sin ningún remordimiento. Ahora ya sois todas "iguales": las que le quitan la mierda a la Cospedal, a la Ana Botella, a las Koplovich, a la mujer de Botín, etc, todas sois "lo mismo", por real decreto de los pijos del mundo.

Se está poniendo el mundo –y la misma existencia- para que le den por el culo. Así, de un plumazo, con el beneplácito de las falsas feministas –burguesas aburridas que tratan de ocupar el tiempo de ausencia del marido-, y de los “progres” al cuarto, esos que maltratan, física y mentalmente, a su compañera, pero que ante el micrófono, la televisión o el panfleto esgrimen el lenguaje de lo políticamente correcto –compañero/a, ciudadano/a, jóvenes/as, miembro/a, etc-, esos inadaptados que desconocen qué es un fregado, una bayeta del polvo, o diferenciar entre una espumadera o un cazo, han convertido  un aniversario triste y reivindicativo -en el que se conmemora el asesinato de 146 trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York, y por ampliación,  de la mujer explotada por todos –patrón, hijos, hermanos y compañero-,  en un nuevo circo donde con un ramito de flores, un caritativo ósculo,   tirar la bolsa de basura, o invitarla a comer, saldrán del atolladero.

La cuestión es quitarle la esencia, repintarlo, apañarlo, y hacer que la historia se oculte -como se han ocultado otros hechos históricos-, bajo un manto de frivolidad y mentiras de la que salen mal paradas la mayoría de las mujeres, porque vosotras –no lo olvidéis-, no dejaréis de ser las cenicientas de esta sociedad, explotadas en el trabajo y en el domicilio, aunque el ocho de marzo “te saquen a comer”, o el hombre de la casa te friegue ese día los platos. La solución está en la intimidad del hogar, en el día a día, en esa labor callada y positiva que realizan miles de mujeres abnegadas que estudian, trabajan y pelean para ocupar puestos determinantes en la sociedad, sin hacer ruido, poco a poco, y no en las falsas y floreadas palabras que emiten los individuos políticamente correctos, aunque luego, por detrás y cuando se relajan y creen estar a solas las llamen "gorda tetona", como le ocurrrió no hace mucho al vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas -"progre y rojo" como el que más-, al referirse a una  exconsejera. ¿Queda algo en esta vida que no sea hipocresía? Así nos luce el pelo.