Panorámica tomada desde la cumbre del cerro del Castaño. Al fondo se vislumbra el pueblo y el castillo de Cortegana. El día amenzaba con fuertes tormentas, pero al final nos escapamos.
Rodeo y subida al cerro del Castaño
Altura: 969 metros.
Trazado: Circular
Distancia: 6 kilómetros, incluida la subida.
Tiempo estimado: 3 horas.
Desnivel: El rodeo al cerro tiene un desnivel de 115 metros;
con la subida al mismo se dispara a los 180 metros.
Dificultad: Si sólo realizamos el rodeo, la dificultad es baja; en cambio, si
elegimos subir a la cumbre, ésta aumenta, sobre todo en el
último tramo, así que no estaría mal calificarla como de media-alta.
Inicio del recorrido en la parte alta del pueblo
El cerro del Castaño es la segunda altura de la provincia de Huelva, sólo superado por Los Bonales, de 1.105 metros, compartido por la zona norte con la provincia de Badajoz.
Hay varios puntos de salida para este recorrido. El que nosotros elegimos comienza en la parte alta del bello pueblo de Castaño del Robledo, al final de la calle Arias Montano, inicio del antiguo Camino Real que comunicaba esta localidad con el Calabacino y Alájar.
Hay varios puntos de salida para este recorrido. El que nosotros elegimos comienza en la parte alta del bello pueblo de Castaño del Robledo, al final de la calle Arias Montano, inicio del antiguo Camino Real que comunicaba esta localidad con el Calabacino y Alájar.
Recorrido mágico entre una verdadera selva
Trayecto empedrado que formaba parte del camino Real que unía esta localidad con El Calabacino y Alájar
El primer tramo del camino discurre por un sendero casi
mágico, empedrado y sombrío, por el que intuimos la presencia de elfos, gnomos,
náyades, sílfides y hadas, entre un poblado bosque en el que está representada la mayoría de las especies vegetales
y arbóreas del parque (castaños, encinas, alcornoques, robles melojos, pinos
Flandes, madroños, majuelos, zarzaparrillas, helechos, madreselvas, lentiscos,
hiedras, zarzas, etc., una verdadera selva), pero entre todos destaca el
majestuoso Quejigo (roble autóctono andaluz que antaño cubría la mayor parte de
estas cumbres), reliquia histórica de nuestro pasado que puede alcanzar los 20
metros de altura, hasta 2 metros de diámetro el tronco, y un perímetro de la
copa de 15 metros.
Magnífico ejemplar de Quejigo en un inmejorable estado de salud
Después
de un empinado trayecto el sendero gira a la derecha y se abre, coincidiendo
con una pista, dando paso a un extenso bosque de castaños que los invasores gallegos, astures y leoneses introdujeron, destruyendo el bosque autóctono; más
arriba, encontraños los quejigos, y en la parte superior del cerro, el bosque melojar, pero
será el primero -el castaño- el que nos acompañe en la mayor parte de nuestro trayecto.
Bosque de castaños, aún con erizos en sus ramas
Pronto
encontraremos una bifurcación: el camino de frente nos lleva al Calabacino y Alájar,
nosotros elegiremos el de la izquierda hasta llegar al puerto de Galaroza,
donde encontraremos otra bifurcación; nuevamente cogeremos el camino de la
izquierda (el de la derecha nos lleva a la Peña de Arias Montano), hasta llegar
a la Fuente el Nogal, donde proseguimos por el camino de la izquierda (el de la
derecha va a Fuenteheridos).
Tipo de sendero que llevaremos durante todo el rodeo
Unos
cien metros más adelante encontraremos el cortijo Las Notarias. Desde aquí
hemos emprendido la subida al cerro del Castaño, ya que para llegar al mismo no
hay ningún sendero determinado, de ahí que nosotros hayamos elegido éste que
nos parece más cómodo. Es un recorrido recto hasta la cima, sin grandes
pendientes ni complicaciones, y además se hace en poco tiempo.
A la mitad de la subida, el bosque de castaños desaparece y es sustituido por un tupido y bien conservado melojar, reliquia de la antigua flora autóctona del lugar y de incalculable valor, junto a otros especimenes de quercus que salteados por la zona dan una nota de belleza al lugar. El suelo está cubierto de pizarras fracturadas y sólo más en la cumbre aparecen restos de rocas compactas.
Bosque de robles melojos
A la mitad de la subida, el bosque de castaños desaparece y es sustituido por un tupido y bien conservado melojar, reliquia de la antigua flora autóctona del lugar y de incalculable valor, junto a otros especimenes de quercus que salteados por la zona dan una nota de belleza al lugar. El suelo está cubierto de pizarras fracturadas y sólo más en la cumbre aparecen restos de rocas compactas.
Punto geodésico del cerro del Castaño
Una
vez que hemos conseguido subir, haber disfrutado con las vistas que desde el
lugar se pueden contemplar y hecho las fotos de rigor, volveremos al
camino inicial, emprendiendo el regreso al punto de partida, camino que en un
corto tramo discurre peligrosamente por la carretera que comunica El Castaño
y Fuenteheridos.
Nueva panorámica desde la cumbre
Otra imagen del melojar que acoge el cerro y de un solitario "Cornicabra" (Pistacia Terebinthus) que hermosea el primer plano de la fotografía.
Para
finalizar, una vez en el pueblo, es recomendable darse un paseo por el mismo y
visitar sus dos iglesias (una de ellas inacabada), y las solariegas y
originales casas que encontraremos por sus calles.
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