Visitando uno de los muchos palacios que se hicieron en Sevilla los invasores castellanos, una vez que se adueñaron de la ciudad, he encontrado entre los restos con los que adornan sus mansiones -en este caso, la mayoría traído ex profeso de la antigua Roma,- uno que me ha parecido el remate final del alminar de alguna mezquita de Isbiliya. He buscado documentación sobre el origen del objeto, pero ha resultado infructuoso, así que lo dejamos en la incógnita, aunque yo juraría que su procedencia es de una de las muchas mezquitas que más tarde fueron adaptadas para el culto cristiano, aprovechando sus minaretes como torres campanarios, con lo cual el remate musulmán estaba de sobra.
Cuando uno visita estos antros de la soberanía castellana en tierras ajenas, no le queda más que digerir como puede la rabia y pensar por lo bajini: ellos se lo guisaron y se lo comieron. Nada se les interpuso -una vez que se adueñaron de este idílico país- para vivir como grandes señores, ¡con el hambre y la miseria que tenían en sus lugares de origen!.
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