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domingo, 19 de septiembre de 2010

El expolio de la Mezquita de Ibn Adabbas


Reconstrucción de la mezquita de b. Adabbas


Incluso, edificios apartados del contorno de la Mezquita, utilizaron el material de ésta para su ornamentación





Exceptuando a Roma, todos los pueblos que llegaron a Andalucía (visigodos, musulmanes, cristianos) destruyeron y expoliaron los grandes edificios que los anteriores construyeron. Unas veces para bien, ya que se reutilizaron para transformarlos en nuevos y grandiosos monumentos (caso de la mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada, el Alcázar de Sevilla o bien, la mezquita de la que estamos hablando, entre otros.
Pero con la llegada de los castellanos, la cosa no iba a ser menos, y se derribaron las mezquitas para construir en su lugar las iglesias que demandaban su religión, utilizando el material que necesitaban para ello y el resto -probablemente- cedido a los grandes señores para el embellecimiento de sus viviendas. De tal manera fue el expolio que sufrió el patrimonio civil de la ciudad, que aún hoy se pueden observar palacios donde el uso de estos (columnas de mármol, mosaicos, estatuas, artesonados, etc.) predominan en su construcción.
Tal fue el expolio que recibieron los edificios públicos, que, aunque cueste creerlo, en Sevilla quedan pocos restos de la Andalucía islámica: la giralda con el patio de las abluciones (sahn), la Torre del Oro, la torre de la iglesia del salvador, restos de baños, y algún lienzo de pared en el alcázar y de la muralla, y poco más, el resto, o es burda imitación de lo islámico -moda a la que tan aficionados han sido los conquistadores que tanto repudiaban el islamismo- o bien es obra mozárabe. El resto, como podéis apreciar en las fotografías, repartido entre los vencedores, cual despojos de una fiera que ha sido cazada entre multitudes.
Cierto es que con la llegada de los cristianos, la ciudad recibió un nuevo empuje arquitectónico del que debemos felicitarnos (sin su presencia, hoy nodisfrutaríamos de la grandiosa catedral gótica, ni la explosión de barroco que inundan nuestras iglesias) pero esto no quita que sintamos nostalgia por los fantásticos edificios que embellecían la Sevilla islámica.
El día en que sepamos respetar el pasado sabiéndolo integrar en nuestro presente, entonces, ese día, podremos decir que hemos conquistado la sabiduría. Ojalá (al menos, en el habla, aún quedan muchas palabras árabes que el tiempo no ha borrado), ese día llegue pronto a iluminarnos.

Comercios empotrados en el lateral este de la Mezquita
Comercio en el lateral este
Lateral este

Comercio empotrado en el lateral oeste de la Mezquita

Expoliación de las columnas de la mezquita para los soportales que carecterizaban la arquitectura sevillana posterior a la invasión castellana, una manera de hacer más llevadero el sol del nuevo territorio ocupado






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