Esta es una de las pocas bodegas
con solera que –a modo de monumento de interés local- van quedando aún en el
Aljarafe sevillano, donde no hace muchos años, sus tierras estaban ocupadas
principalmente por grandes extensiones de viñedos en los que se cultivaban las
variedades de uvas Garrido fino y Zalema, pero que con la pérdida
del máximo comprador (las bodegas del Marco de Jerez), la bajada de consumo de
las bebidas fermentadas en favor de las destiladas, por parte de las nuevas generaciones, y sobre todo, el boom inmobiliario que ha sembrado el paisaje
aljarafeño de innumerables urbanizaciones, han hecho que la mayoría de estas
bodegas desaparezcan.
Las Bodegas Patacabra, enclavada
en el cercano pueblo de Espartinas, fueron fundadas en 1908. Desde entonces
siguen aguantando y apostando por elaborar uno de los mejores mostos del
Aljarafe que -una vez finalizada la época de consumo-, son la base, una vez
encabezados y envejecidos, de su producto más demandado: la “solera Patacabra”.
Estos caldos proceden de uvas de
la variedad Garrido Fino, con una pequeña proporción de Pedro Ximenez, que la
familia Castaño posee en los alrededores del pueblo, y que a mediados de
septiembre son exprimidas –como cien años atrás- en la prensa de viga de husillo que
tienen en el lagar de la bodega. Luego
pasan a las botas donde fermentarán durante 40 días y reposarán hasta San
Andrés, para que el tiempo y los fríos lo clarifiquen, si la insistente demanda
de sus clientes no hacen que adelanten su venta unos días (aunque no son partidarios
de ello), cosa que ha ocurrido este año. Después, en primavera, el caldo
restante es empleado para elaborar su apreciada solera, un estimable vino ideal
para tomar en estos meses frescos, acompañado de una buena tapa de jamón o
queso viejo: reconforta y da vida.
Bodega donde fermenta el mosto
"Sacristía" donde envejece la solera Patacabra
Despacho de vinos
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