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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Cicerón: Aforismos
















  •  No basta con adquirir sabiduría, es preciso saber usarla. 
  • Los deseos deben obedecer a la razón. 
  • El que pueda hablar consigo mismo, no busque los discursos de los demás. 
  • Hablo, pero no puedo afirmar nada; buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí mismo. 
  • Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro. 
  • Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.  
  • La temeridad acompaña a la juventud, como acompaña la prudencia a la vejez. 
  • La necedad es la madre de todos los males. 
  • La fuerza es el derecho de las bestias. 
  • Las enemistades ocultas y silenciosas, son peores que las abiertas y declaradas. 
  • La amistad comienza donde termina el interés. 
  • No te hagas demasiado amigo de nadie: tendrás menos alegrías pero también menos penalidades. 
  • Donde quiera que se esté bien, allí está la patria. 
  • Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros. 
  • Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras. 
  • Cuando los tambores hablan, las leyes callan. 
  • La observación de la naturaleza y la meditación han generado el arte. 
  • Ninguno debe obedecer a los que no tienen derecho a mandar. 
  • Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo. 
  • De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error. 
  • El rostro es siempre el espejo del alma, y los ojos, sus delatores. 
  • Cuanto mejor es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás. 
  • La sola idea de que una cosa cruel puede ser útil es ya de por sí inmoral. 
  • No preocuparse en absoluto de lo que la gente opina de uno mismo, no sólo es arrogancia sino también desvergüenza. 
  • La libertad no consiste en tener un buen amo, sino en no tenerlo.








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