Empieza a cristalizar una oposición a que España continúe formando parte del euro y por el momento han lanzado un Manifiesto suscrito en un principio por más de 1.000 profesionales, en el que se exige la salida de la moneda única. Entre los firmantes de este Manifiesto se encuentran Julio Anguita y Manuel Moreneo, políticos; Juan Francisco Martín Seco, Pedro Montes, Manuel Muela y Antonio Gallafa, economistas; Agustín Moreno, exsindicalista, entre otros.
Ya era hora que surgiera un bloque que recogiese el malestar y el rechazo que el euro y, por añadidura, esta ficticia Unión Europea, provoca en un mayoría de ciudadanos, que sólo está beneficiando a unos pocos y en la que estamos sometidos a los mandatos que desde Alemania nos dictan.
Si estás en contra del euro. Si estás en contra de esta Unión Europea mercantilista, lee y, si lo crees conveniente, firma el Manifiesto.
Por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y ciudadana.
La dramática situación social y económica en la que está hundida nuestra sociedad exige una política capaz de crear las condiciones para salir de la crisis. Es una necesidad urgente. El tiempo se ha convertido en un dato primordial por los riesgos de agravamiento y degradación que existen, por el enorme sufrimiento social que provoca la persistencia de las políticas de ajuste, austeridad y privatización de lo público.
La red en la que estamos atrapados está conformada por un nivel de paro catastrófico, por un endeudamiento del país frente al exterior imposible de afrontar y por una evolución de las cuentas públicas que conducen a la quiebra económica del Estado. Más de 6 millones de parados, más de 2,3 billones de euros de pasivos brutos frente al exterior, y una deuda pública de casi un billón de euros, creciente y próxima al 100% del PIB, son datos que definen un desastre inmanejable, ponen en peligro la convivencia y derruyen derechos sociales fundamentales.
Una crisis de esta envergadura tiene causas complejas y múltiples, desde la crisis general del capitalismo financiero hasta el despilfarro y la corrupción propios, pasando por un sistema fiscal tan regresivo como injustamente aplicado, pero aun a riesgo de simplificar el análisis para desentrañar las soluciones, hay que atribuir a la incorporación de nuestro país a la moneda única la principal razón de esta desoladora situación.
Como ahora se reconoce, no había condiciones para implantar una moneda única entre países tan desiguales económicamente sin ir acompañada de una fiscalidad común. Su creación implicaba, por otra parte, un marco propicio para implantar políticas regresivas y antisociales de todo tipo según la doctrina neoliberal, que ha tenido en la construcción de la Europa de Maastricht su máxima expresión. Como se calibró en su momento, el Estado del bienestar no es compatible con la Europa de Maastricht.
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