La independencia es otro nombre de la dignidad
Bienaventurados sean los perdedores, porque
ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la
vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los
países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En
cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden
ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos,
delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los
amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de
conjurar esta amenaza a sangre y fuego.
Bienaventurados sean los perdedores, porque
ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.
Bienaventurados sean los perdedores, y
malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a
las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia
abajo.
Bienaventurados sean los indignados, y
malditos sean los indignos.
Maldita sea la exitosa dictadura del miedo,
que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una
enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una
promesa.
Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea
el codazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario