Con el gobierno del PP hemos retrocedido a tiempos que creíamos ya superados, en los cuales, la cultura y la población que se movía en su órbita era sospechosa de subversión y considerada como muy peligrosa, por lo que era recomendable mantenerlas a raya, si no se quiería correr el riesgo de que socabasen "los fundamentos honestos y sagrados" que hacían posible que una clase dirigente así se mantuviese en el poder durante tantos años.
La cosa no ha cambiado y la actitud de la clase dirigente hacia la Cultura sigue siendo la misma: unos (la derecha descarada) la teme y, por efecto reflejo, la ataca, y otros (la derecha agazapada) la desprecia y, por estrategia, la utiliza y manipula, coincidiendo las dos partes en que el acceso de la población a ella es una inclinación peligrosa y apestada que hay que mantener vigilada, por el óptimo funcionamiento y la buena salud de la sociedad que dicen representar.
Cultura es igual a conocimiento, creatividad, imaginación, autogestión, por ello una persona formada es capaz de pensar por sí misma y establecer el campo de ideas y actividades en el que se va a desarrollar socialmente, con lo cual, un individuo que posea esas cualidades personales es difícil de estabular y manipular, por lo que, "por el bien de la sociedad y la democracia", debe ser controlado, desprestigiado, perseguido, y, a ser necesario, aniquilado.
Una persona cultivada es un peligro letal para los intereses que los políticos representan.
Cultura es igual a conocimiento, creatividad, imaginación, autogestión, por ello una persona formada es capaz de pensar por sí misma y establecer el campo de ideas y actividades en el que se va a desarrollar socialmente, con lo cual, un individuo que posea esas cualidades personales es difícil de estabular y manipular, por lo que, "por el bien de la sociedad y la democracia", debe ser controlado, desprestigiado, perseguido, y, a ser necesario, aniquilado.
Una persona cultivada es un peligro letal para los intereses que los políticos representan.
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