Seguro que sí.
¿Alguien en su juicio hubiese renunciado?
El amor, como el fuego, hay que probarlo para saber de sus quemaduras.
Nadie debería morir sin amar ni ser amado, porque el Amor es el único elemento que iguala al pobre con el rico, al feo con el bello, al loco con el cuerdo, y consigue que, por un breve tiempo, el hombre se sienta divino.
Amar, sí, a riesgo de quedar herido.
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