Máximo representante de la Nova Trova Cubana
Siempre es reconfortante oir a Silvio, quizás el máximo exponente de aquello que, a finales de los sesenta, se llamó la "Nova Trova Cubana". Él es el "responsble" de algunos de nuestros enamoramientos, de nuestras nostalgias, de nuestros profundos vacíos, porque de su intelecto y su boca han salido, tal vez, los mejores mensajes de amor que el hombre haya compuesto. Cualquiera de sus canciones podría haber servido para mostrar lo dicho, pero puestos a escoger he preferifo ésta, "Oleo de mujer con sombrero", tengo debilidad por ella.
Estos Trovadores modernos han sabido conjugar en una canción dos de los elementos esenciales en un composición musical: letra y melodía acertada, logrando así unas casi perfectas canciones que, cuando se oyen, dulcifican y equilibran el alma. ¡Nunca, una canción, amansó tánto a una fiera!
Óleo de mujer con sombrero
Una mujer se ha perdido
Conocer el delirio y el polvo,
Se ha perdido esta bella locura,
Su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
Se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
Y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
Con otra figura que recuerda a tí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.
Una mujer innombrable
Huye como una gaviota
Y yo rápido seco mis botas,
Blasfemo una nota y apago el reloj.
Qué me tenga cuidado el amor,
Que le puedo cantar su canción.
La cobardía es asunto
De los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
Ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
Ni el mejor orador conjugar.
Una mujer con sombrero,
Como un cuadro del viejo chagall,
Corrompiéndose al centro del miedo
Y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
Y ahora lloro por verla morir.
Se ha perdido esta bella locura,
Su breve cintura debajo de mí.
Se ha perdido mi forma de amar,
Se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila
Y promete dejarnos a oscuras.
Veo un perro ladrando a la luna
Con otra figura que recuerda a tí.
Veo más: veo que no me halló.
Veo más: veo que se perdió.
Una mujer innombrable
Huye como una gaviota
Y yo rápido seco mis botas,
Blasfemo una nota y apago el reloj.
Qué me tenga cuidado el amor,
Que le puedo cantar su canción.
La cobardía es asunto
De los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
Ni a historias, se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
Ni el mejor orador conjugar.
Una mujer con sombrero,
Como un cuadro del viejo chagall,
Corrompiéndose al centro del miedo
Y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
Y ahora lloro por verla morir.
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