Brava en batallas
Brava en batallas
como potranca sin doblegar
me nacieron
a los mil años de haberme nacido
antes.
Y me nacieron, esta vez,
de madre tierra, virgen, natural.
Y tuve que sacarme los terrones,
de los ojos,
que me habían metido a puñados
donde antes estuve.
Me destapé la boca
que me habían tapiado
como en barro amargo.
Moví los brazos y ya me salió un
baile,
y me salió también la risa
como primer grito, esta vez.
Y los ojos, de tanto mirar,
me lloraban de gozo
y la palabra que aprendí primero
fue: libre,
que nadie sabía antes.
Tuve que explicarla
a todos los que andaban
con los ojos y la boca tapiados
como yo anduve.
Me ayudé de los dedos,
de las uñas a veces,
y de los mismos dientes,
para vaciarles del miedo,
y aprendí la segunda palabra:
Amor,
que tampoco sabía nadie.
Abrí así una escuela de amor
para borrar las palabras con las
que nos criaron
y decidimos negarnos a pronunciar:
esclavo, soledad, pena,
hambre, pobreza, incultura,
rencor, envidia, censura,
mentira, dolor.
Fue allí donde nació poema,
derecho, hermano
deseo, y donde la escarcha
se olvidó de caer.
Me ha encantado. Saludos
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