Ha muerto otro pensador, un espíritu libre, un alma inquieta, un indómito rebelde,
un viejo libertario.
El cielo anarquista –ese infierno divertidísimo en el que tanto temen caer la clericalla- se está poniendo ambientadísimo, con tanto ácrata subiendo/bajando (según quien lo cuente) al infinito espacio.
El cielo anarquista –ese infierno divertidísimo en el que tanto temen caer la clericalla- se está poniendo ambientadísimo, con tanto ácrata subiendo/bajando (según quien lo cuente) al infinito espacio.
En su largo viaje hasta la utópica Ítaca libertaria, Agustín
va acompañado de otro viejo autogestionario, Juan Pérez Silva, -hijo de María
la Libertaria, única superviviente de la matanza de la choza de "Seisdedos", en
la vergonzosa represión republicana de Casas Viejas-, donde les aguarda otro anarquista de pro, Chicho Sánchez Ferlosio .
Si ya erais libres en esta podrida democracia, cualquiera os
pone freno en ese Reino de Acracia donde os espera la eternidad de lo imperecedero.
Libre te quiero Agustín García Calvo, libre te quiero, “como
arroyo que brinca de peña en peña...”
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que en el cielo
se despereza,
pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
(Chicho Sánchez Ferlosio, recitando "A contratiempo", de Agustín García Calvo)
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