Hoy voy a pedir imaginación,
desprendimiento, empuje, osadía, convencimiento... o sea, ganas de girar el
mundo hacia el lado de los perdedores.
Si nos lo proponemos, podemos
lograrlo: sólo es necesario creerlo a pie juntillas, como creíamos aquellos
cuentos fantásticos que en la niñez nos contaban nuestros padres.
Para ello, es necesario que
invirtamos los términos, que no nos demos por vencidos, que aceptemos que una
persona, cogida de la mano de otra persona que camina asido a los brazos de la
persona que lleva a su lado, pueden llegar a sumar un océano inmenso de
arrebato, un huracán impredecible de justicia, una espoleta artillera,
socialmente hablando.
Entonces, si uno dice : “Yo puedo”, y otro dice: “Yo
puedo”, ya son dos quieros, que sumado a los puedos y quieros de miles de
“insignificantes” más, nadie podrá detener.
Y así, si a partir de hoy nos
decimos –y le decimos al que tenemos al lado-: “Rajoy debe dimitir, por
ineficaz y mentiroso”, iremos vertiendo en el agua de la sociedad, esa gota de aceite
que, con el paso del implacable tiempo, se extenderá hasta ahogarlo.
No se nos puede gobernar desde la
impostura, la mentira, sobre todo, cuando lo que está haciendo es desmantelar
un estado del bienestar que tanto nos costó levantar.
Quien quita el dinero a los
parados, es un ratero.
Quien abusa de su mayoría
parlamentaria, es un tirano.
Quien no se atreve a convocar un
referéndum que legimite sus engaños, es un cobarde.
Por eso, a partir de hoy, vamos a
ser convincentes, optimistas, atrevidos, y tratemos de invertir la rotación de
este asqueroso mundo.
De momento, pidamos la dimisión
de Rajoy, y creámonosla, no esperemos hasta el 2015 para que abandone la
Moncloa, a la velocidad que se
precipitan los acontecimientos, hasta mañana podría ser demasiado tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario