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viernes, 17 de febrero de 2012

No a la Reforma Laboral, No a la manipulación de los sindicatos




Algo que caracteriza el comportamiento de los esclavos, es que obedecen, ciegamente, las órdenes dictadas por sus amos. Saben que nacieron y que viven para servirles, y su único deseo y satisfacción, es lograrlo.
Este es el comportamiento que caracteriza a los dirigentes de los dos grandes sindicatos, CC.OO. y UGT –los otros, los minoritarios, ni mencionarlos, siempre van a remolque de lo que estos dos hagan-, continuamente están expectantes a cumplir la parte del contrato que les afecta, o sea, la de servir a los intereses de quienes les hacen la vida más fácil, incluso aunque tengan que ir en contra de los que dicen defender –los propios afiliados-, cuando no, traicionándoles.

Siempre ha sido así –al menos, desde que tengo memoria histórica-. En época franquista, la misión del sindicato adepto al régimen, consistía en dar un tinte de legitimidad obscena a la ausencia de derechos laborales. Luego, durante la transición y principios de la democracia, el verticalismo sindical de Franco se transformaba en “verticalismo democrático” y los sindicatos de clase se constituían en correa de transmisión de los grandes partidos: la UGT, del PSOE; CC.OO., del PCE –a pesar de que dentro de esta central cohabitaban otros partidos comunistas minoritarios-.

Lo cierto era que la imagen del sindicalista –ya por aquellos años- andaba tan denostada que, cualquier persona honrada y entregada amorosamente a la política, a lo que jamás aspiraba era a convertirse en dirigente sindical. Esta era una labor que se consideraba economicista, conservadora, oportunista, y si me apuran, poco revolucionaria.
Y lo cierto es que los temores de antes se han cumplido. Cualquiera no servía para ejercer la labor de sindicalista, por muy reivindicativo que fueras en el puesto de trabajo. Había –HAY- que ser de una pasta especial y poseer ciertas “cualidades” especiales, que muchos no poseemos, además de ser propensos a sufrir “alergias” al trabajo y tener cierta inclinación a los deleites de la buena mesa.

Hoy, la cosa se ha simplificado y los sindicalistas sólo obedecen a un único amo: al PSOE. Máxime si el nuevo partido que entra en el gobierno del estado lo hace reduciendo un 20% la cantidad destinada a mantenerlos.
Ante tamaña osadía, éstos no han esperado mucho tiempo para hacerle frente. La excusa es la nefasta Reforma Laboral que el PP se ha sacado de la chistera, reforma que les trae sin cuidado a los sindicalistas –como sucedió con la anterior que nos coló el PSOE-, o cuantas leyes graven la situación laboral de los trabajadores. En definitiva, lo que les preocupa a estos dirigentes es que se legisle sin su “asesoramiento”, y mucho menos que se les toque su dinero. ¡Hasta ahí podíamos llegar! ¡Poner en peligro su solvencia económica y el bienestar de sus barrigas!

Como muchos adelantábamos, la entrada del PP en el gobierno, haría que estos falsos defensores sindicales se pusieran pronto en funcionamiento, tratando de movilizar a los desesperados trabajadores. La máquina del PSOE se pone en marcha, pasando un tupido velo que haga olvidar su gestión anterior. Hay que recuperar el poder que se perdió hace unos meses, y para ello tienen la eficaz colaboración de los líderes sindicales. Todo es válido en esta desprestigiada labor política.
Así, el próximo domingo, se darán un baño de obrerismo, por unas horas abandonaran los calentitos despachos y las sabrosas mesas de negociación y se pondrán el mono de faena, incluso acudirán los fachas del PSOE que no fueron capaces de movilizarse en la última Huelga General. No nos coge de sorpresa. Es un gesto habitual de estos indeseables. Ya lo vivimos con la guerra de Irak. Cuando Felipe mandó a nuestros soldados, no protestaron, se quedaron en casa justificando el envío, pero cuando lo hizo Aznar, llenaron las calles con sus protestas.

Es triste el papel de estas personas. A los votantes del PSOE y a los afiliados de estas dos centrales sindicales hay que recordarles que la Reforma Laboral que nos endosa el PP, no habría sido posible si hubieran intentado parar la que nos regaló el PSOE –aquellos polvos traen estos lodos-, pero éste es el amo, éste es quien les paga, y, como reza el dicho: “donde manda patrón, no manda marinero.”

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