Sólo los ignorantes y los muy remalos desconocen que todos
los años, por estas fechas, el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), en
lugar de irse de vacaciones, o simplemente quedarse en casita al cobijo de un
buen aparato de aire acondicionado, reactiva su lucha y sus reivindicaciones
con unas acciones simbólicas que siempre consiguen una gran trascendencia
mediática además de un importante toque de atención a las almas dormidas. Así
es como cada año sacan a la luz pública graves problemas que andan enquistados
en la población menos favorecida, y que la prensa tardo franquista, obediente
al poder fáctico y económico de este país -unido a esta casta de políticos
insensibles y mejorables-, tratan de
obviar para que no se sepa que hay gente que lo está pasando mal y, si me
apuran, pasando muchas necesidades.
Siempre han realizado actos espectaculares: ocupaciones de
fincas improductivas propiedad de terratenientes y del estado; tomas simbólicas
de entidades bancarias y oficinas del INEM, etc., con las que han querido dejar
plasmado, su total desacuerdo -de forma pacífica-, con este estado de injusticia distributiva y con las las leyes y la política neoliberal que las amparan.
Hasta esta semana, esta prensa amarillista sólo se había
limitado a reflejar estos acontecimientos en las páginas más perdidas de los
periódicos, rellenando así el espacio vacío que el verano y la escasez de noticias políticas provoca. Pero hete aquí que este
año, además de ocupar una finca, al Sindicato Andaluz de Trabajadores se le ha
ocurrido llenar unos cuantos carros de alimentos, para repartir entre esas
familias necesitadas, pero sin pasar por caja... ahí es donde estaba la
funcionalidad del acto, y por lo visto, el éxito deseado del mismo.
A partir de ese instante la maquinaria franquista se puso en movimiento: por un lado, esa clase privilegiada del país que yo llamo lacayos, estómagos agradecidos, “desinformadores dependientes”, y ellos insisten en denominar periodistas. Por otra, la de los políticos, esa casta de parásitos y corruptos potenciales, altamente denostada por el pueblo.
A partir de ese instante la maquinaria franquista se puso en movimiento: por un lado, esa clase privilegiada del país que yo llamo lacayos, estómagos agradecidos, “desinformadores dependientes”, y ellos insisten en denominar periodistas. Por otra, la de los políticos, esa casta de parásitos y corruptos potenciales, altamente denostada por el pueblo.
Todos se han despachado a gusto y lo más bonito que he oído
decirles a estos trabajadores del campo, a estos luchadores sindicales –ejemplo
aún de honestidad dentro del corrompido mundo sindical-, es que son bandoleros,
gentuza y malhechores, así, con todas las letras, desde periódicos y emisoras
de radio que se jactan de ser modélicas, respetuosas con las personas e independientes, mientras que por otro lado
guardan silencio o tocan de manera superficial, los casos de pillaje de tanto
político corrupto, tanto juez trincón, tanto yerno de rey, tanto empresario
explotador, tanto banquero ratero.
Pero lo que ha rayado la esquizofrenia ha sido la reacción
del PP y la de algunos de sus hombres “cabales”, entre otros, su ministro del
Interior que, recordándonos las gloriosas maneras de los ministros de
Gobernación del franquismo, ha mandado -de noche, como en las mejores épocas
del dictador-, a la fuerza pública para que detengan a varios miembros del
sindicato (“...Esa gente qué querrá, que vine de madrugada?”, preguntaba en su
canción Elisa Serna) y los han tenido detenidos TODA una noche en los calabozos
de la jefatura de policía, como si de grandes delincuentes se tratara, mientras
que los peligrosos, los verdaderos chorizos, los mangantes, los expoliadores,
andan sueltos y paseándose tranquilamente por la calle.
Esta postura de los nietos de Franco no sólo es comprensible, es más bien lógica, lo que me descoloca y saca de quicio es la postura sibilina del PSOE -esos rojos desteñidos que cada día se obsesionan más por parecerse al PP-, y las declaraciones acusatorias de algunos de sus dirigentes, la más destacada la del presidente del mismo, José Antonio Griñán, ese desdibujado político que no se enteró -o no quiso enterarse- del trapicheo con los ERE, lo mismo que le sucedió a Felipe González con los crímenes de estados que se cometieron bajo su mandato.
Pero si todo lo anterior es repulsivo, más aún lo es el silencio ominoso que guarda IU (a excepción de Gaspar Llamazares, que una vez más ha hecho gala de una valentía personal que lo honra y posiciona positivamente en la escena política). Puedo reconocer que Juan Manuel Sánchez Gordillo y la CUT-BAI son un grano molesto en los genitales de esta formación, pero no olvidemos que la mayoría de estos sindicalistas -y el mundo que les rodea-, son votantes de la coalición, así que no se puede entender la postura de estos dirigentes que y dejan en una situación compleja la imagen solidaria de este grupo de izquierda.
Esta postura de los nietos de Franco no sólo es comprensible, es más bien lógica, lo que me descoloca y saca de quicio es la postura sibilina del PSOE -esos rojos desteñidos que cada día se obsesionan más por parecerse al PP-, y las declaraciones acusatorias de algunos de sus dirigentes, la más destacada la del presidente del mismo, José Antonio Griñán, ese desdibujado político que no se enteró -o no quiso enterarse- del trapicheo con los ERE, lo mismo que le sucedió a Felipe González con los crímenes de estados que se cometieron bajo su mandato.
Pero si todo lo anterior es repulsivo, más aún lo es el silencio ominoso que guarda IU (a excepción de Gaspar Llamazares, que una vez más ha hecho gala de una valentía personal que lo honra y posiciona positivamente en la escena política). Puedo reconocer que Juan Manuel Sánchez Gordillo y la CUT-BAI son un grano molesto en los genitales de esta formación, pero no olvidemos que la mayoría de estos sindicalistas -y el mundo que les rodea-, son votantes de la coalición, así que no se puede entender la postura de estos dirigentes que y dejan en una situación compleja la imagen solidaria de este grupo de izquierda.
Desde aquí, mi más sincera felicitación y solidaridad a los
sindicalistas del SAT. Gracias a vosotros, por una vez, Andalucía no es noticia en el estado debido a la celebración de un bodorrio real o folclórico, Andalucía está en primera plana de la prensa internacional por la lucha decidida de los miembros de un sindicato coherente. Se ve a las claras que les habéis dado en todo el “bebe”
a esa chusma franquista que hoy se
disfraza de demócrata. Continuad con vuestras acciones, seguid descubriéndonos
cual es la manera de luchar para conseguir algo, y si, de paso, les
proporcionáis algún que otro disgustillo al poder, mejor que mejor.
Sois un referente en la lucha sindical, la
última reliquia viva de aquel humanismo liberador que representaba
el comunismo libertario de principios del siglo XX. Diamantino debe sentirse orgulloso de todos vosotros, por tal motivo, en estos momentos difíciles en que toda la reacción os acosa, en que los perros rabiosos del cuarto poder amenaza con morderos, mi más efusivo y sincero apoyo, sencillamente porque pienso que vuestra lucha es desprendida y humana, y porque así nos mostráis cual es el verdadero camino
para salir de la humillación que esta tierra soporta.
Toda mi solidaridad con el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y los miembros de este sindicato que han sido detenidos y tratados como peligrosos terroristas.
A esto que tenemos en este país, insisten en llamar democracia y justicia... ¡Arreglaos vamos!
Toda mi solidaridad con el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y los miembros de este sindicato que han sido detenidos y tratados como peligrosos terroristas.
A esto que tenemos en este país, insisten en llamar democracia y justicia... ¡Arreglaos vamos!
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