Rinaldo y Armida, cuadro de François Boucher
"Lascia ch'io pianga" es un aria para soprano de George Frideric Handel. La melodía para la canción comenzó como una danza asiática en la ópera “Almira”, de 1705. Como aria fue usada por primera vez en 1708 en el oratorio “Il trionfo del Tempo e del Disinganno”, con un texto distinto y bajo el nombre “Lascia la spina, cogli la rosa”. Handel luego modificó su trabajo para el acto II de su ópera “Rinaldo”, de 1711, donde se la dio al personaje Almirena , interpretada por primera vez por Isabella Girardeau.
“Rinaldo” fue un gran éxito y es con esta ópera con la que
el aria se asocia por lo general. La pieza ha sido interpretada por varios
cantantes, entre ellos Sissel, Sarah Brightman,
Malena Ernman, Philippe Jaroussky, José Carreras,
Monserrat Caballé, etc., pero de todos -disculpen la debilidad- por
una de las mejores voces e interpretes del momento, Kiri Te Kanawa.
También aparece en numerosas películas, entre las que se incluyen Farinelli (bellísima para los ojos y gratificante para los oídos), All Things Fair, L.I.E. y Antichrist, esta última del desconcertante pero cautivador
Lars von Trier, que la emplea insistentemente en el transcurso de
las más logradas imágenes de la cinta, y responsable a su vez de que haya decidido
incorporarla a mi Rincón para compartirla con vosotros.
He elegido dos versiones: una, la que forma parte de la banda sonora de Anticristo, cantada por Tuva Semmingsen, y que sirve para acompañar a la que, quizás, sea uno de los mejores principios de la historia del cine; la otra, la que el directo Gérard Corbiau incluye en Farinelli, menos conseguida, aunque tiene el “morbo” de haberse realizado en laboratorio, mezclando la voz de una soprano y la de un contratenor, cosa que hubiera bastado escogiendo a Kiri Te Kanawa, quien alcanza el sobresaliente en la versión que, del citado aria, tiene grabada.
He elegido dos versiones: una, la que forma parte de la banda sonora de Anticristo, cantada por Tuva Semmingsen, y que sirve para acompañar a la que, quizás, sea uno de los mejores principios de la historia del cine; la otra, la que el directo Gérard Corbiau incluye en Farinelli, menos conseguida, aunque tiene el “morbo” de haberse realizado en laboratorio, mezclando la voz de una soprano y la de un contratenor, cosa que hubiera bastado escogiendo a Kiri Te Kanawa, quien alcanza el sobresaliente en la versión que, del citado aria, tiene grabada.
Juzguen ustedes mismos y disfruten con esta música que no tiene
fecha de caducidad.
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