Ibn Abdun. Muerto en 1134. Nacido en Evora. Trabajó
como secretario del Al-Mutawakkil de Badajoz.
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La mirada del Sino aconseja y deja huellas;
¿Para qué
llorar por ilusiones e imágenes fantasmales?
Te aviso sin cesar, constantemente te estoy avisando
de que no
duermas entre los colmillos y las garras del león.
El Sino es una guerra aunque parezca concordia;
los nobles y
poderosos son blancas espadas y lanzas oscuras.
La paz no está entre la empuñadura
del implacable
guerrero ni en su espada afilada.
Que no te engañe tu mundo soñoliento;
pues el oficio
de sus ojos es el desvelo.
Dios perdone este desliz, pero ¿El Destino es dueño
del Destino si
la mano de la Fortuna caprichosa lo traiciona?
En todo momento y en todos nuestros miembros
inflige
heridas, aunque invisibles.
Nos alegra a veces para engañarnos después,
como la víbora
que asalta al recolector de flores.
Repasa tu memoria: ¿Cuántos Estados han gobernado
largamente,
con la ayuda
de Dios, sin dejar rastro?
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