El encapuchado
Seis años después, a
contramiedo, la izquierda ganó las elecciones en Chile.
-No podemos
permitir... - advirtió Henry Kissinger.
Al cabo de mil días,
un cuartelazo bombardeó el palacio de gobierno, empujó a la muerte a Salvador
Allende, fusiló a muchos más y salvó a la democracia asesinándola.
En la ciudad de
Santiago, el estadio de fútbol fue convertido en cárcel.
Miles de presos,
sentados en la tribunas, esperaban que se decidiera su destino.
Un encapuchado
recorría las gradas. Nadie le veía la cara; él veía las caras de todos. Esa
mirada disparaba balas: el encapuchado, un socialista arrepentido, caminaba, se
detenía y señalaba con el dedo. Los hombres por él marcados, que habían sido
sus compañeros, marchaban a la tortura o iban al muere.
Los soldados lo
llevaban atado, con una soga al cuello.
-Ese encapuchado
parece perro- decían los presos.
-Pero no es-
decían los perros.
Que genero literario es
ResponderEliminar¿Microrrelato?
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