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lunes, 25 de junio de 2012

José Moreno Villa: Poesía




José Moreno Villa nace en Málaga en 1887 y acaba sus días en México en 1955, víctima del exilio al que se vieron condenados miles de españoles, después del golpe fascista de Franco en 1936.

Moreno Villa pertenece, cronológicamente, a la generación de Juan Ramón Jiménez, Pablo Picasso, Rafael Cansino Assens, Eugenio D´Ors, Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, entre otros, es decir, a la generación que supera las tendencias de fin de siglo –representadas por el modernismo-, y abre el camino hacia las nuevas vanguardias.
Esta orientación vanguardista permiten incluirlo de lleno dentro de la llamada Generación del 14 o Novecentista,  grupo artífice del surgimiento de ésta.

Moreno Villa es sin duda uno de los intelectuales más polifacéticos de la primera mitad del siglo XX. Además de la poesía, cultivó el relato, el teatro, la crítica artística y literaria, el ensayo, el periodismo, el dibujo y la pintura, además de traductor, archivero, bibliotecario y activista cultural.
Su identificación con los ideales de la izquierda durante la república –como la de tantos otros intelectuales-, así como su papel de propagandista cultural en Nueva York, le obligan al exilio que se haría efectivo en 1937, siendo el primer acogido oficial –de los muchos que luego lo harían- a México, a instancias de su presidente Cárdenas.

La importancia de Moreno Villa –que tuvo admiradores entre los principales intelectuales del siglo XX-, no se ha correspondido con la repercusión que pareciera merecer. En las últimos décadas, la crítica y la investigación universitaria en torno al periodo anterior a la Guerra Civil y la Generación del 27, y una vez asentados los estudios sobre las figuras más destacadas, está permitiendo la recuperación de otros artistas y escritores injustamente considerados como secundarios, y que tuvieron un destacado papel en esa fundamental etapa cultural de los años 20-30 (a la que muchos definen ya como una especie de nuevo Siglo de Oro), como es el caso de José Moreno Villa, uno de los autores principales entre los precursores inmediatos de la Generación del 27, reconocido y alabado por muchos de nuestros intelectuales más importantes.


OBRA POÉTICA

Garba (1913)
El Pasajero (1913-1914)
Luchas de pena y alegría (1914-1915)
Evoluciones (1918)
Colección (1924)
Jacinta la Pelirroja (1929)
Carambas (1931)
Puentes que no acaban (1933)
Salón sin muros (1936)
Romances de la Guerra Civil (1936-1937)
Puerta severa (1941)
La noche del verbo (1942)
Poemas escritos en América (1938-1947)
Voz en vuelo a su cuna (1955- Póstumos)   








 POSTRACIÓN

¿A qué seguir
en el engaño viejo?
¿Por qué decir
que el sol es viajero?
¿Mentiré también
al pensar que se fueron
madre, hermana, novia,
juventud y ardores primeros?
¿No seré yo
quien se aleja de ellos?
Vivo,
en efecto,
bajo la techumbre de un hogar nuevo.
Vivo,
en efecto,
bajo el dosel
de un hogar nuevo.
Vivo,
en efecto,
bajo la inminencia
de un cambio perpetuo.
Sigo mi órbita,
Huyendo
de los cariños
que me quieren sujeto.
Todos vivimos
huyéndonos.
La vida es
La careta del miedo.
Cada hora
es un crepúsculo nuevo.
Cada hombre, cada cosa,
un viajero
que, por salvar su órbita,
huye triunfante o maltrecho.

CONTRARIOS


Un mirlo bajó al almendro:
en busca de lo blanco lo negro.

Todos vamos
con ansia de complemento:
si somos tierra
en busca de cielo;
si somos aire,
en busca de encierro;
si somos quietud,
en busca de tormento;
si somos fuerza,
en busca de blando misterio.

MADRID, FRENTE DE LUCHA

Tarde negra, lluvia y fango,
tranvías y milicianos.
Por la calzada, un embrollo
de carritos sin caballos,
o jumentos con el mísero
ajuar de los aldeanos.
Caras sin color que emigran
de los campos toledanos;
niños, viejos,
mujeres que fueron algo,
que fueron la flor del pueblo
y hoy son la flor del harapo.
Nadie habla. Todos van,
todos vamos
a la guerra, o por la guerra,
en volandas o rodando
a millares, como hojas
en el otoño dorado.
Pasan camiones de guerra
y filas de milicianos
entre zonas de silencio,
lluvia y fango.
Pasan banderines rojos
delirantes, desflecados,
como nuncios de victoria
en las proas de los autos,
mientras las mujeres hacen
“colas” por leche, garbanzos,
carbón, lentejas y pan.
Los suelos están sembrados
de cristales, y las casas
ya no tienen ojos claros,
sino cavernas heladas,
huecos trágicos.
Hay rieles del tranvía
como cuernos levantados,
hay calles acordonadas
donde el humo hace penachos,
y hay barricadas de piedra
donde antes nos sentábamos
a mirar el cielo terso
de ese Madrid confiado,
abierto a toda las brisas
y sentimientos humanos.
Confundido, como pez
en globo de agua, deshago
mis pisadas por las calles.
Subo, bajo,
visito las estaciones
del “Metro”. Allí, como sacos,
duermen familias sin casas.
Huele a establo;
se respira malamente.
Subo, salgo.
Vuelvo a la tarde nublada.
Me siento como encerrado
en un Madrid hecho isla,
solo, en un cielo de asfalto,
por donde cruzan los cuervos
que buscan niños y ancianos.
Tarde negra; lluvia, lluvia,
tranvías y milicianos.

EL AVIÓN NOCTURNO


Apodérate de la noche,
pajarraco de mala entraña,
y apodérate de los cuerpos
indefensos bajo las sábanas.
Ven y hunde, destroza y quema;
salgan cunas por las ventanas,
rueden ancianos impedidos
entre cascotes, hasta la calzada.
En la negrura de la noche
esconde tu proeza de infamia,
desarticula hogares tibios,
desmembra familias de un alma.
Toda la fuerza es tuya, tienes
un pueblo dormido y sin balas.
Ensáñate, que nadie te ve;
la noche sin luna te ampara.

EPÍLOGO


Verbo, verbo y no más, sólo palabras.
Eso soy, eso eres,
eso somos dentro de la ventana.
Por eso cuando miras tu interior
no ves nada tangible;
ni luz ni cuerpo, ni color ni aire;
una gran oquedad
donde hierve la vida.
La vida es el vocablo
y ser hombre consiste
en unir las palabras sabiamente
y destacar aquellas que cabalgan
sobre el mundo exterior y el intramundo.
El verbo está en la cima;
es niño y es señor.
Su imagen más cercana es el poeta.

OIGO


A veces oigo los pétalos
de la rosa dando en la tierra;
tan tirante es el silencio;
tan en aviso está el alma.

A veces oigo la fuga
de la luna en su viraje;
tan grande es la soledad;
tan tenso vive el espíritu.

A veces oigo la arena
del Tiempo caer en mí;
me levanto, me paseo,
toco la estampa o el libro,
miro la luz de la lámpara,
me froto las tibias manos
y me siento lentamente
a ver cómo la de arriba
está casi toda abajo.

CONFUSIÓN Y BLOQUEO


Asentaron la muerte a orillas de la cuna.
Al tercer hombre, Abel, lo mató ya el segundo.
Cada tres hombres, un criminal y una víctima.

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Ésta será la ley del mundo.

La flor bella y absurda no brota sin estiércol.
El vate más canoro no canta si no sufre.
Por cada hombre correcto nacerán tres espías.
Ésta será la ley del mundo.

Tú tienes que pensar contrario que tu padre.
Aquella luz de ayer es tiniebla en tu hora.
Cada generación trae consigo su arma.
Ésta será la ley del mundo.

Siembras la libertad y nace la opresión.
De tus mismas palabras nacerá tu enemigo.
Todo tiene su dorso, su revés, su mentira.
Ésta será la ley del mundo.

SEPARACIÓN Y ESPERANZA


Se fue.
No estaré todavía
en condiciones de cambiar de vida.
O, acaso es harto tarde ya
para esta lucha de cambiar.
Siento que el suelo culebrea
y que lo firme es la quimera.
La sombra que dobló la esquina
va escalando la pirámide esquiva.
Todavía es enero, y el muerto
sacará la mano del suelo.
Todo comulga y se desvía
en la incongruencia sabida.
Nos veremos, hermano, mañana,
cuando apunte de verdad el alba.









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