Mal celebración del Día de Andalucía ha tenido José Antonio Griñán y el resto de los socios del PSOE. Las imágenes que han aparecido en la prensa no pueden reflejar mejor el estado de derrota en el que se encuentran. Parece como si todas las encuestas se hubiesen puesto de acuerdo para aguarles la fiesta, con lo que a los grandes gobernantes les gusta un evento de esta clase para pavonearse y darse un baño de multitudes.
Desde hace un tiempo, el nuevo Presidente de la Junta de Andalucía (colocado en el puesto, por el alargado dedo dictatorial del “quemado” Cháves) anda esquivo y cabizbajo. Las cosas no le van nada bien. Los continuos casos de corrupción que salen a flote (hasta ahora han aparecido 42, todo de altos cargos del partido), y las demoledoras estadísticas, no le dejan vivir. Evita todas las presentaciones públicas que puede, por temor a la insistente prensa, que no deja de preguntarle por los nuevos casos de malversación que salen a flote.
Lo que empezó en Cataluña, siendo un aviso de lo que vendrá, está tomando cuerpo en nuestra tierra. De momento, lo que peligra en mayo, es el sillón municipal. Cada vez son más las diferencias que les separan del PP, y ni siquiera, con el incondicional apoyo de IU, podrá retenerlo. Es el primer chollo que se les va, y la primera sangría de sueldos que pierden los arribistas que se han acercado a ese partido sólo con la intención de medrar.
Me llegan noticias de que hay malestar dentro del partido. Es lo que se dice en “petit comité”, ya que nadie se atreve a discrepar en público por temor a “quedarse fuera de la foto” -como dijera el nuevo Hijo Predilecto de Andalucía, Alfonso Guerra- unos hablan de la dificultad de llegar a confeccionar verdaderas candidaturas para las municipales, que puedan ser eficaces para afrontar la coyuntura política por la que atraviesa el partido, y no listas electorales donde sólo se incluyan a los representantes “familiares” que dominan en bastantes agrupaciones locales. Hay quienes están a punto de tirar la toalla. Me comentan que es imposible imponer las tesis políticas entre aquellos que sólo defienden los intereses particulares de ellos mismos.
“Mira, en un pequeño pueblo es imposible hablar de política. Al final la lista la impone el espabilado de turno, alguien que se acercó al partido sin ninguna preparación, a los que sólo los motiva la mabición económica, gente sin escrúpulos a los que apoyan la mayoría de la agrupación local, que suele estar compuesta por los familiares y amiguetes de éste. Contra esto no hay quien pueda luchar”.
Es más, entre los que aún quieren creer que este partido es de izquierda, el malestar les llega a reconocer que “las sedes del PSOE sólo son oficinas de colocaciones”. Así que no auguro la debacle que se avecina: la de ratas que van a abandonar del barco cuando comiencen las fumigaciones. Estas están próximas. En mayo serán las municipales y autonómicas, donde un PSOE, agobiado por las contradicciones que le supone ser de derechas -defendiendo cada vez que puede los intereses de los empresarios y de los banqueros- y aparentar ser un partido de izquierda, le está llevando a perder credibilidad entre sus votantes, que ven, con temor, que este gobierno no es capaz de solucionar la situación de crisis que atraviesan los trabajadores.
Si el correctivo que van a recibir en las municipales es grande, mayor y sonado será el de las autonómicas, donde Comunidades que fueron un feudo “socialista” (Castilla la Mancha, Asturias, Aragón) dejarán de serlo, y entre todas, el gran feudo de ellos, Andalucía, donde después de treinta años consecutivos de gobierno, han logrado perpetuar un régimen feudal que funcionaba a base de subvención, nepotismo, trapicheo, corrupción, amiguismo, etc., y donde la consigna a seguir era la “de roba, roba, que el mañana es incierto...”.
Los más puros dirán que lo que viene no es mejor. Me da igual, al menos, estos no van disfrazados. Es más, y repitiendo la vieja consigna, “contra Franco, se peleaba más y mejor”, y es lo que sigo manteniendo: contra el PP todo será distinto y el espíritu de rebeldía volverá a salir a la calle, ya ocurrió en el mandato de Aznar, porque cuando gobierna la derecha, la pura, la rancia, la de toda la vida, todos cuestionamos sus medidas, en cambio, cuando lo hace la otra, la oculta, la que va disfrazada de izquierda, el panorama social cambia, porque aún hay muchos que creen que este partido está al servicio de la clase trabajadora.
Es bueno que de vez en cuando se abran las ventanas para que el edificio se airee. Muchos son los que van a tener que dejar los puestecitos que, por el sólo hecho de pertenecer al partido, ocupan. Después de treinta años de caciquismo político, los nuevos señoritos andaluces van a tener que abandonar el cortijo, y este que está aquí disfrutrá con el espectáculo.
Lo que empezó en Cataluña, siendo un aviso de lo que vendrá, está tomando cuerpo en nuestra tierra. De momento, lo que peligra en mayo, es el sillón municipal. Cada vez son más las diferencias que les separan del PP, y ni siquiera, con el incondicional apoyo de IU, podrá retenerlo. Es el primer chollo que se les va, y la primera sangría de sueldos que pierden los arribistas que se han acercado a ese partido sólo con la intención de medrar.
Me llegan noticias de que hay malestar dentro del partido. Es lo que se dice en “petit comité”, ya que nadie se atreve a discrepar en público por temor a “quedarse fuera de la foto” -como dijera el nuevo Hijo Predilecto de Andalucía, Alfonso Guerra- unos hablan de la dificultad de llegar a confeccionar verdaderas candidaturas para las municipales, que puedan ser eficaces para afrontar la coyuntura política por la que atraviesa el partido, y no listas electorales donde sólo se incluyan a los representantes “familiares” que dominan en bastantes agrupaciones locales. Hay quienes están a punto de tirar la toalla. Me comentan que es imposible imponer las tesis políticas entre aquellos que sólo defienden los intereses particulares de ellos mismos.
“Mira, en un pequeño pueblo es imposible hablar de política. Al final la lista la impone el espabilado de turno, alguien que se acercó al partido sin ninguna preparación, a los que sólo los motiva la mabición económica, gente sin escrúpulos a los que apoyan la mayoría de la agrupación local, que suele estar compuesta por los familiares y amiguetes de éste. Contra esto no hay quien pueda luchar”.
Es más, entre los que aún quieren creer que este partido es de izquierda, el malestar les llega a reconocer que “las sedes del PSOE sólo son oficinas de colocaciones”. Así que no auguro la debacle que se avecina: la de ratas que van a abandonar del barco cuando comiencen las fumigaciones. Estas están próximas. En mayo serán las municipales y autonómicas, donde un PSOE, agobiado por las contradicciones que le supone ser de derechas -defendiendo cada vez que puede los intereses de los empresarios y de los banqueros- y aparentar ser un partido de izquierda, le está llevando a perder credibilidad entre sus votantes, que ven, con temor, que este gobierno no es capaz de solucionar la situación de crisis que atraviesan los trabajadores.
Si el correctivo que van a recibir en las municipales es grande, mayor y sonado será el de las autonómicas, donde Comunidades que fueron un feudo “socialista” (Castilla la Mancha, Asturias, Aragón) dejarán de serlo, y entre todas, el gran feudo de ellos, Andalucía, donde después de treinta años consecutivos de gobierno, han logrado perpetuar un régimen feudal que funcionaba a base de subvención, nepotismo, trapicheo, corrupción, amiguismo, etc., y donde la consigna a seguir era la “de roba, roba, que el mañana es incierto...”.
Los más puros dirán que lo que viene no es mejor. Me da igual, al menos, estos no van disfrazados. Es más, y repitiendo la vieja consigna, “contra Franco, se peleaba más y mejor”, y es lo que sigo manteniendo: contra el PP todo será distinto y el espíritu de rebeldía volverá a salir a la calle, ya ocurrió en el mandato de Aznar, porque cuando gobierna la derecha, la pura, la rancia, la de toda la vida, todos cuestionamos sus medidas, en cambio, cuando lo hace la otra, la oculta, la que va disfrazada de izquierda, el panorama social cambia, porque aún hay muchos que creen que este partido está al servicio de la clase trabajadora.
Es bueno que de vez en cuando se abran las ventanas para que el edificio se airee. Muchos son los que van a tener que dejar los puestecitos que, por el sólo hecho de pertenecer al partido, ocupan. Después de treinta años de caciquismo político, los nuevos señoritos andaluces van a tener que abandonar el cortijo, y este que está aquí disfrutrá con el espectáculo.
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