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martes, 24 de mayo de 2016

El afilador











Otra imagen entrañable de las calles de Sevilla era la del Afilador, personaje al que nuestras madres esperaban impacientemente para que les pusiera a punto los utensilios de cocina y labores, o sea, cuchillos y tijeras.
Su presencia la hacían notar tocando en su chiflo aquella dulce y agradable melodía que aún hoy me atrae. Aparecía con su trasto de madera en la que una gran rueda hacía girar una redonda piedra donde, con una técnica adquirida con los años, afilaba los maltratados filos del armamento que les acercaban las mujeres.
Luego se modernizaron y montaron su “taller” en una cómoda bicicleta, más tarde en motocicleta y, en la actualidad, en pequeñas furgonetas y automóviles, eso sí, sin dejar de renunciar al viejo sonido del chiflo, aunque, como ahora, sea un sonido grabado, pero que sigue atrayéndome cuando lo oigo.
 




















2 comentarios:

  1. ¡Qué recuerdos Manuel! Estaban en todos los sitios y eran unos verdaderos maestros del afilado.

    Un saludo... Juan

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    Respuestas
    1. Sí que lo eran, Juan, y del chiflido, es lo que más recuerdo de ellos.
      Otro para ti.

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